Enero es el mes de mayor trabajo para los nutricionistas, gurús de dietas, doctores estéticos y demás profesionales que se dediquen de alguna u otra forma a la mejora de la composición corporal.
Por su parte, los pacientes empiezan el año con el mismo propósito de siempre: perder X kilos, y todos los años creen firmemente que “¡este año sí!”. ¿Qué tal si iniciamos el 2019 en la búsqueda de hábitos a largo plazo y no de soluciones rápidas, para que el 31 de Diciembre disfrutes esa uva con otro deseo?
Son muchos los factores que se deben tomar en cuenta para elaborar un plan de acción con la meta de fortalecer nuestro estado físico y salud, la planificación es parte vital del proceso, pues sin saber qué necesitamos o hacia dónde vamos, el tiempo que se pierde es considerable.
La idea sin lugar a dudas es optimizar todas las estrategias disponibles para cada caso. De acuerdo a eso, entonces podemos seguir el siguiente esquema:
1.- Encuentra tu motivación: después de la motivación inicial solo queda la disciplina, y esta se forma por la repetición de la rutina para instaurar un nuevo hábito. Lo más difícil es iniciar el proceso, por ello hay que definir claramente qué es eso que nos hará no solo iniciar sino mantenernos en el camino y para qué lo estamos haciendo. Hay motivaciones desde físicas hasta culturales, familiares, emocionales, de cualquier índole; todo es válido para motivar, mantener y de esa forma lograr los objetivos por definir también.
2.- Chequea tu salud: Aunque debería ser el principal motor del cambio, no se le da la importancia que merece el hecho de sentirnos saludables. Se cree que la salud es la ausencia de enfermedad y nada más, pero hay mayores niveles de energía física y mental, de rendimiento, de funcionamiento en general cuando hay presencia de verdadera salud física, social, psicológica y emocional. Antes de iniciar cualquier cambio es importante revisar hormonas, valores médicos significativos o chequear cualquier patología que se haya diagnosticado previamente y que amerite el seguimiento correcto.
3.- Estudia las diversas corrientes alimentarias: hay para todos los gustos. Puedes ser vegano, paleo, cetogénico, contar calorías o hacer ayunos; hay diversidad amplia para elegir la corriente alimentaria que más resuene contigo. No todas son para todos, pero definitivamente conocerlas, estudiarlas y, sobre todo, experimentarlas te brindará mayor certeza de lo que funcionará para tu organismo cuando llegue la puesta en práctica de la teoría.
4.- Conoce tus fortalezas y debilidades: todos tenemos factores que ayudan o enlentecen el proceso y debemos conocerlos para usarlos a nuestro favor. Por ejemplo, si tu meta de salud es mejorar los niveles de azúcar en sangre, entonces parte de las fortalezas pudieran ser que te gusta comer vegetales, que tienes habilidades culinarias para hacer postres saludables, o que tienes 30 minutos diarios para hacer actividad física. Por otro lado, las debilidades pudieran ser la invitación a tomar tragos de forma frecuente, que no has encontrado un ejercicio que disfrutes. De esta forma, se buscarán soluciones a las debilidades para convertirlas en fortalezas y las fortalezas serán tu mayor pilar de apoyo para ejecutar el plan alrededor de eso, de lo que se hace en simplicidad y facilidad.
5.- Busca la mejor compañía: hay otras personas que ya han pasado por ese proceso en el que tú estás iniciando, o incluso profesionales dedicados a ayudar en estas travesías de salud. Lo más responsable y eficiente es dejarte guiar y acompañar para ahorrar recursos valiosos como tiempo, dinero, errores, experiencia y conocimientos. Ahora bien, el profesional o la persona que escojas debe ser una guía en todo el sentido de la palabra, debe sugerir, debe recomendar; no imponer o manipular la información de tal forma que parezca una verdad absoluta. Es el paciente quien realmente vive y siente la experiencia, así que la última palabra en cuanto al intento de distintos métodos dependerá de él; de allí la importancia de los pasos anteriores, para poder identificar un profesional que respete al paciente como persona y no como negocio.
Una vez que encuentres tus motivos, tu salud brinde la luz verde, estudies el camino que te gustaría transitar y conozcas tus armas de guerra, entonces llegarás al profesional con suficiente sentido común y experiencia para que el camino a iniciar se desarrolle en plenitud, confianza y seguridad.
La dieta no es lo más importante, sino cómo te sientes alrededor de ella para que logres convertirla en un estilo de vida, y eso solo se logra apreciando el tiempo, energía y demás recursos que año tras año has agotado sin resultados. Planifica mejor, conócete mejor y el 2019 será un año de muchísima salud, bienestar y felicidad.