La influencia de las redes sociales ha marcado una pauta en relación a nuestra manera de comportarnos y relacionarnos con otras personas.
Cada vez se observa con más frecuencia, en diferentes ámbitos, que tenemos como principal aliado nuestro teléfono celular para chatear o revisar las redes, mientras estamos con un grupo de amigos.
También es bastante común grabar nuestras actividades para compartirlas con los demás, muchas veces sin darnos cuenta de que dejamos de disfrutar el momento por la necesidad de compartirlo de inmediato.
Esto se debe a una necesidad de estar en contacto con diversas personas al mismo tiempo, contar los que nos pasa y de esa manera llamar la atención, en este punto en específico cabe el dicho “mientras más, mejor”.
Y aunque las redes sociales se han destacado por darnos la oportunidad de comunicarnos a distancia y poder expresar lo que sentimos en algún momento, también nos facilita la interacción con personas desconocidas que tengan los mismos intereses o mejor aún, acercarnos a artistas famosos que en el pasado parecía algo imposible.
Entre estas y otras ventajas de las redes sociales en las relaciones personales se unen, también, algunas desventajas.
Existe cierto peligro de deshumanizar las relaciones interpersonales, pues el contacto, las miradas, los gestos, el olor y tacto que se puede sentir en un tú a tú real y físico queda sustituido por una relación que tiene lugar con una pantalla de por medio. Esto, para ciertas personas con falta de habilidades sociales se convierte en toda una ventaja, ya que les ayuda a no sentirse solos y a experimentar una sensación de acompañamiento
Por otro lado, la gestión del tiempo no es del todo la más adecuada, pues si dedicamos excesivas horas a las redes sociales podemos llegar a desarrollar una cierta adicción y a dejar de lado otras ocupaciones por estar pendientes del computador o del smartphone, este factor con mucha frecuencia nos distrae de nuestras ocupaciones.
A su vez se crean extrañas escenas cuando llega el momento de que un grupo de personas se encuentre para tomar algo, pues no es raro ver a amigos sentados en torno a una mesa, en silencio, y cada uno pendiente de su propia pantalla de teléfono. Una situación que todos hemos visto e incluso vivido personalmente, y que transforma por completo una relación interpersonal saludable.
¿Han cambiado las redes sociales la manera en que nos relacionamos los seres humanos?
La consecuencia negativa más frecuente debida a un mal uso de las redes sociales, es la conducta obsesivo-compulsiva que puede generar en quienes viven permanentemente pendientes de las notificaciones constantes de sus teléfonos y sienten la necesidad de responder a los mismos independientemente de que estén solos o acompañados, vayan caminando o aún peor conduciendo un auto.
La persona compulsiva de las redes sociales presenta un “temor a estar desconectada” lo que le genera la necesidad adictiva de estar permanentemente activa en las RRSS. A esta situación se le denomina FOMO, siglas del inglés “fear of missing out” que traducido al español significa “miedo a estar fuera” o “miedo a perderse algo” (reuniones, fiestas, actividades de cualquier tipo) y que se manifiesta como una ansiedad mientras se está desconectado.
Un estudio realizado por Larry Rossen, profesor de psicología de la Universidad Estatal de California, llega a la conclusión de que los adolescentes que frecuentan Facebook presentan más tendencias narcisistas que el resto de la población, así como también que los adultos jóvenes adictos a esta red social son más propensos a manifestar ciertos problemas psicológicos como un comportamiento antisocial.
Así bien, no podemos negar que las nuevas tecnologías nos proporcionan facilidades de comunicación, sin embargo, al profundizar el tema nos damos cuenta que también alteran la naturaleza y la esencia de la misma. Entonces debemos comenzar a actuar ante esta situación y regular el uso de nuestra conexión virtual, ya que, una interrelación humana basada únicamente en la tecnología está causando déficits sociales, afectivos y emocionales.