Psicovivir: Regresar para ser exitosos

Que fenómeno extraño este que nos afecta a todos los venezolanos emigrados cuando sucede algo en el país. Dejamos de hacer, de pensar o de dormir, pegados a las redes sociales y sitios de noticias. Nos angustiamos, nos preocupamos por nuestra familia, lloramos. Otra vez, la impotencia de estar lejos y sale con fuerza el ¡Maduro coño e tu madre!

Luego, viene el momento donde entendemos que efectivamente no podemos hacer nada, absolutamente nada, y cortamos comunicación, apagamos el televisor y no vemos más las redes sociales. 

Yo les digo algo, todos podemos hacer algo por Venezuela y por nuestras familias, y no tiene nada que ver con estar pegados a Instagram o a YouTube o a hacer misas y cadenas de oración. Tiene que ver con nosotros, con cada uno de nosotros, y es cuidar y hacer progresar la Venezuela que llevamos dentro, en la que crecimos y queremos para nuestros hijos y en  la que queremos volver nosotros algún día.

Porque un día regresaremos y no podemos regresar fracasados, impreparados, esperando que un gobierno se encargue de nosotros. Así que hay que concentrarse en lo que somos y en lo que queremos hacer. Pongamos a un lado el drama, el dolor, la nostalgia porque necesitamos ser personas exitosas, preparadas para poder volver a construir lo que derrumbaron y tiene que quedar mejor de lo que dejamos. 

Mortificarse por la familia que se quedó no la ayuda para nada. No le sacia el hambre y ni le cura una enfermedad. A tu familia la ayuda tu progreso, tu bienestar y tu éxito.

Si quienes están en Venezuela están haciendo su parte, comienza tu también a prepararte y a hacer lo tuyo para reconstruir, para que tus hijos sepan que fuimos y que tenemos que volver a ser. 

Lágrimas, dolor, lloradera, déjalo para algunos de tus ratos libres. 

Trabaja, emprende, y hazlo bien, por la calle del medio, no aprovechándote de otra gente. Paga lo que debes, no hables mal de nadie sin una razón válida y ayuda cuando puedas ayudar. Así somos nosotros, así era nuestra Venezuela y sí, cuando sientas impotencia grítalo: ¡Maduro, coño e tu madre!

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