Alberto Barradas | @Psicovivir
A lo largo de mi vida he notado que una de las cosas más relacionadas con la psicología humana es la capacidad de generar dinero o de ser pobre.
Podrá sonar irrazonable, pero, para mí, hacer dinero es, en gran medida, un acto psicológico que tiene mucho que ver en cómo manejas tus emociones, ya que ganar dinero empieza por quererlo, y este es un sentimiento dentro del campo de la psicología.
Y no solo esto, ganar dinero puede convertirse en un círculo vicioso, en el que, indudablemente, mientras más ganamos, más queremos. Aunado a eso, añadimos que lo merecemos.
Yo particularmente no creo que el dinero se merezca, debido a que, considero, el dinero es como todas las actividades humanas, algo que se aprende a hacer, ya que no es cuestión de la profesión que tengamos, sino con cuanto profesionalismo nos manejamos.
Es por esto que creo con firmeza que hacer dinero tiene que ver fundamentalmente en que seas bueno haciendo algo.
Así mismo, en determinadas ocasiones he visto personas que buscan seguridad en un quince y último, sin darse cuenta de que, de esta manera, no tendrán suficiente dinero en sus vidas, ya que, en mi opinión, hacer dinero tiene que ver con ser tu propio jefe.
Ocurre también que muchas veces no nos damos cuenta de que amar el dinero implica aceptar que es bien recibido.
Mucha gente recibe el pago de un dinero con pena o incluso, con vergüenza, aún tratándose de su trabajo, y en este tipo de casos se puede evidenciar en ellos una baja autoestima.
Eso, indudablemente, también es un acto psicológico, ya que temer en colocarle un precio a tu trabajo habla más de tus complejos que de tu humildad, puesto que el dinero bien habido es aquel que, mientras te lo ganas, haces un servicio al bien de los demás y del tuyo.
Es que pareciera que nos cuesta comprender que el dinero tiene que ver con la capacidad de motivarte a obtenerlo, y este acto también se encuentra inmerso dentro de lo psicológico.
Finalmente, hacer dinero, gastarlo, invertirlo o perderlo, son actos que van de la mano con tu forma de pensar, es decir, con tu psicología, y esto no tiene nada que ver con la economía de tu país.