PTU: Una prueba que no mide las aptitudes y un sistema que no funciona

José Ufre es parte de los casi 300 mil estudiantes que rindieron la Prueba de Selección Universitaria (PTU) en enero de este año. Él es venezolano y obtuvo puntaje nacional en matemáticas, con 850 puntos. Sin embargo, a pesar de sus buenos resultados, su proceso de admisión a la universidad se vio truncado por un factor que viven miles de otros estudiantes: la realidad económica de su familia. Esta es su historia.

Por: Diana Sofía Copa Del Gallego

En su pequeña pieza, rodeado de una cama y un escritorio, José Ufre, de 19 años, confiesa que, en enero de este año, no salió de ese espacio durante dos semanas antes de rendir la Prueba de Transición Universitaria. Está sentado en la habitación, conectado a través de una videollamada por Zoom. 

El aislamiento tuvo buenos resultados: fue puntaje nacional en matemáticas, con 850 puntos, en lenguaje fueron 702 y en ciencias, obtuvo 770. Su ranking en la prueba fue de 812 puntos. Solo él y otros 230 más, lograron esos resultados. 

Sin embargo, a pesar de las altas cifras en puntaje, fueron otros los números que no le permitieron entrar a la Universidad Católica en la carrera de Ingeniería Civil: su situación económica.

José David Ufre / Colegio Calasanz

Sus inicios en Chile 

José Ufre llegó a Chile desde Venezuela en 2017, venía a pasar unas vacaciones con sus tíos y terminó quedándose. Estudió en el Colegio Calasanz destacándose en todo ámbito, tanto académico como personal. El último año de enseñanza media lo cursó en plena pandemia, las clases del colegio y las del preuniversitario fueron en formato online. Si bien no fue la temporada que esperaba, el hecho de no tener que salir de su casa le ayudó. “El colegio tuvo poca carga y le pude dedicar mucho a la prueba”, comentó. 

En el primer ensayo obtuvo 300 puntos, pero 7 meses después, logró obtener el puntaje máximo. Explica que su método se basó en estudiar, desarrollar guías y corregir ensayos.  Otro aspecto importante que José David menciona fue el apoyo de su familia, quien le respetó sus dinámicas de estudio y no le generó presión, con ello mantuvo la calma, nunca se alteró, ni estresó. “Mi familia estaba pendiente, mas no me molestaban”, expresa.

Ufre siempre quiso estudiar en la Universidad de Chile, principalmente por “la vibra” que entregaba la universidad. Por el ambiente que se imaginaba dentro del campus de Beauchef, creía que quizá podría encontrarse con figuras más parecidas a él, pero después de algunas averiguaciones en el tema esta visión pasó a otro plano. 

Proyección académica 

Juan Eduardo Vargas, el Subsecretario de Educación Superior se comunicó con él durante la tarde del 10 de febrero, el día antes de publicar los resultados de la prueba. Con esa información sabía que iba a poder postular a la universidad que quisiera.

“Tenía miedo que se me pasara postular, estaba paranoico, a primera hora lo hice y, por supuesto, marqué como primera opción la Universidad de Chile”, explica.

Pero José se tomó el tiempo para averiguar más sobre otras universidades, en particular la Universidad Católica (UC). A través de estudiantes de la UC, por videollamadas de la facultad y foros de preguntas, le encantó la versatilidad de la carrera y los programas dentro de la malla. Analizó y tomó la decisión de cancelar su postulación anterior y puso a la UC como su primera opción. 

Ufre nunca se generó expectativas con los beneficios que podía obtener por su puntaje. “La Universidad Católica ofrece un beneficio a los 65 mejores de la carrera y yo sabía que las posibilidades no eran muy altas y mi percentil no me iba a dejar. No me esperaba mucho de la situación”, afirma. 

La Subsecretaría de Educación y el portal de la Universidad Católica indican que el 69 por ciento de los puntajes máximos ingresó a esta casa de estudios, de los cuales, un 49 por ciento optó a Ingeniería Civil. 

Los números que afectan 

El estudiante vive con su mamá quien se desarrolla en el área de la salud y es quien lo mantiene económicamente. Si bien tienen lo necesario para vivir tranquilos, no alcanzan a costear lo que cuesta la carrera de Ingeniería Civil en la Universidad Católica.

José Ufre cuenta con un 100% del Crédito del Estado (Cae). Ahora bien, los resultados de postulación del Formulario Único de Acreditación Socioeconómica (FUAS), le negaron los beneficios del Estado por no cumplir con el percentil ni con la nacionalidad chilena. 

El estudiante considera que el Estado debería ser autocrítico independientemente del percentil socioeconómico y debería beneficiar a las personas que sacaron puntaje nacional en la prueba que este mismo promueve. “Debería ser independiente mi nacionalidad y mi estatus” agrega. 

“Mi carrera cuesta 700 mil pesos mensuales, a excepción de que seas una persona que gane 7 millones de pesos al mes y el costo de la universidad solo ocupe el 10% de tu sueldo, ahí perfectamente podrías pagar al contado, sin embargo, una familia como la mía, que gana una cifra menor, no puede pagar esta cantidad de dinero. En la práctica deben ser más realistas, puedo estar en el percentil más alto, pero no puedo pagar la universidad. Que me quiten el beneficio no tiene sentido y no se ajusta a lo que significa realmente costear una universidad en Chile”.

José David Ufre
José David Ufre / Instagram

A pesar de haber superado el sistema obteniendo puntaje nacional, José David Ufre es crítico con la prueba de selección. Sabe que el ingreso universal es algo difícil de lograr, pero también está consciente que la prueba no es una solución. “Tanto la PSU como la actual PTU están mal diseñadas” dice. Y luego agrega que, “no sirven para medir aptitudes solo para afrontar la frustración”, Pero destaca que eso es lo único bueno ya que es necesario para la universidad. 

Comenta que a nivel de conocimientos o a nivel de cualidades y habilidades, la prueba no evalúa nada, ni siquiera las áreas específicas. No entiende cómo miden los conocimientos a través de una prueba de matemática a una persona que quiere estudiar arte. La manera de medir los conocimientos básicos de todas las carreras deben ser objetivos y claros, pero la prueba no cuenta con esto.

“Yo soy crítico porque la prueba no es justa”.

José David Ufre

Primero la Católica

Si bien, el estudiante venezolano pudo optar por la gratuidad, ya que universidades como la de Los Andes, del Desarrollo y Finis Terrae, lo llamaron para ofrecerle beneficios, él prefirió optar por el prestigio. No duda que, en otras universidades, exista gente talentosa, pero una de las primeras cosas que vio fue el cuerpo docente y se percató de que profesores que enseñan por horas en otras universidades, trabajan tiempo completo en la Católica.

También comenta que no solo se basó en su criterio, sino que se apoyó consultando con otras opiniones de cercanos de otras carreras y egresados de la Universidad Católica, entre otras. “Finalmente sabía que bajo los parámetros que yo quería, la UC y la Chile eran mis opciones, por algo son reconocidas”, asegura. 

Felizmente estresado

Han pasado cerca de cinco meses estudiando en la Universidad Católica, José David se encuentra feliz, conforme con los resultados, no se arrepiente ni por un momento de las decisiones tomadas. “Nunca en mi vida había estado tan estresado, la exigencia es mucha, pero estoy satisfecho”, revela.

Su novia Javiera Cares ha sido también parte importante. Ella lo ayudó académicamente a mejorar sus hábitos de estudio, así como él la ayudó a ella a manejar la presión y el estrés que estos procesos le han exigido a ambos. Javiera destacó la personalidad de José David “es muy auténtico, los desafíos lo hacen ser más fuerte, es muy maduro y sabio”. 

Después de lo vivido, José Ufre explica que la PTU, para los futuros estudiantes, significa un desafío con “una alta carga de control psicológico, el identificar y organizarse para estudiar bien, para identificar que si se necesita ayuda y buscarla; ir con la cabeza fría y clara, no desesperarse”, recomienda.

En relación al crédito que cubre toda la educación del estudiante, él está consciente que serán por lo menos 20 años para ponerse al día, la cifra es de 50 millones de pesos. “Estoy dispuesto a afrontar esta realidad con tal de sacar mi educación adelante”, concluye. 

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