Por: Mariannys Narváez E. / El Vinotinto
Para quienes han dado el paso de emprender un camino lejos de casa, las bajas y subidas son parte del trayecto migratorio. Regresar es una decisión que requiere coraje, son múltiples razones las que influyen para hacer nuevamente las maletas y volver al punto de partida.
Para algunos ha significado un viaje de ida y vuelta, ante el cambio de las políticas migratorias en Estados Unidos, así como la falta de oportunidades en los países de acogida. Según el informe “Refugee And Migrant Needs 2022” (Necesidades de Refugiados y Migrantes 2022), elaborado por la Plataforma Regional de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V), los costos de vida, incluidos alimentos, energía, arriendos y medicamentos, se dispararon en toda la región
“El 60,5 % de los venezolanos refugiados y migrantes en América Latina tienen dificultades para acceder a vivienda y empleo formal”, destacaron entre las conclusiones.
A pesar de este difícil panorama en el exterior, para volver a casa hay situaciones que deben ser consideradas, como la precariedad de los salarios y el constante deterioro en la calidad de la prestación de los servicios públicos.
Los resultados de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI), señalan que “no se vislumbra un proceso de retorno masivo porque no están dadas las condiciones”. Las cifras entre julio y agosto de 2022, refieren que los emigrantes no superaron el 6 % y el 80% no contempla regresar al país.
¿Se arregló Venezuela?
Cada quien vive su propia historia, con realidades diferentes. A Richard Paredes, le tocó regresar a Venezuela luego de iniciar la travesía rumbo a Estados Unidos y ver frustradas sus metas, ante las medidas anunciadas por el gobierno de Joe Biden para controlar la migración ilegal. Aunque estuvo muy cerca del objetivo, ahora se replanteó la vida desde otra perspectiva.
“Yo gasté en todo el trayecto para llegar a Estados Unidos como US$1800, pedí mucha plata prestada a mis amigos y familiares que me ayudaron. Decidí regresar para trabajar y pagar poco a poco. La situación en Venezuela es muy difícil con la economía. Un sueldo te alcanza para comprar comida. Menos mal que pude regresar al mismo taller donde estaba”, comentó mientras bajaba la mirada y en el tono de sus palabras denotaba el pesar por lo vivido.
Hay otros coterráneos, como Yara González que prefieren apostar a Venezuela. Después de emigrar a Perú, aseguró que “batalló tres años para volver”.
“Puedo costear todos mis gastos de alimentación, agua, internet privado sin problemas. De hecho puedo darme algunos lujos. Todo pasito a pasito, pero sí se logra. No pensé que al regresar iba a encontrar supermercados llenos de alimentos, porque cuando me fui eso no existía. Me impactó ver la cantidad de productos nuevos para elegir”.
Luis Osteicoechea, vive desde hace varios años en Colombia y a través de familiares en Venezuela, supo que “ya no se ve la escasez de antes, pero el país definitivamente no se ha recuperado. Mi papá me contó que compró algunas cosas con US$80 y la verdad es que con esa cantidad, hubiera comprado tres veces más acá. Volver a Venezuela sería empezar de cero”.
Son los testimonios de una misma realidad que tienen como escenario Venezuela. Cada quien vive su verdad y una no oculta la otra. El paso de los días le dará la razón al que la tenga. Mientras tanto, defender el gentilicio venezolano dentro o fuera de casa, es algo que le corresponde a cada ciudadano que lleve consigo el tricolor nacional.
verdad paralela:
Son 7,1 millones de venezolanos migrantes y refugiados en el mundo y el 84.9% se encuentra en 17 países de América Latina, entre ellos: Colombia, Perú, Ecuador, Chile y Brasil. Cifras que se desprenden del informe más actualizado de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), aunque el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, las desestimó y aseguró que el número de migrantes llega a unos 800 mil o “quizás menos”.
El plan “Vuelta a la Patria” creado por el gobierno de Nicolás Maduro, en sus cuatro años solo ha logrado el retorno de 29.124 venezolanos. Una cifra muy poco significativa ante la mayor movilización humana de la historia reciente de la región.