En un cruce de caminos, un hombre se encuentra parado sin saber qué dirección tomar. A un lado, Ecuador, Uruguay y Argentina, con sus fortalezas inquebrantables. Al otro lado, Perú, Bolivia y Colombia, en su guarida nacional.
¿Cuál será la elección correcta? ¿Será suficiente vencer a los tres primeros como un millonario dueño arrogante? Nueve puntos dorados, brazaletes con incrustaciones de diamantes. ¿Y en los otros partidos? La estrategia es arriesgarse en todos, obtener uno o dos puntos y esperar el resultado. ¿Será suficiente? ¿Se seguirá considerando a Salomón Rondón, Jefferson Savarino, Yeferson Soteldo y Rafael Romo como héroes nacionales o serán solo un recuerdo de lo que pudo haber sido?
Marzo trae consigo la primavera y los sueños de alucinaciones. Y en marzo comenzará la última batalla, la de sobrevivir en este conflicto de 18 partidos, donde solo seis de diez equipos clasificarán al mundial, y uno tendrá la oportunidad de la repesca. Ecuador, con su fútbol aparentemente caótico pero efectivo, será el primer desafío. Luego vendrán Perú y Bolivia, seguidos de Uruguay y Argentina, para finalizar con Colombia.
La selección de Venezuela no puede aspirar a más en esta etapa. Con 12 puntos en 12 partidos, una proyección sencilla daría 18 puntos, insuficientes para clasificar. Sin embargo, en el fútbol todo es posible, y quizás, con una actuación excepcional en los partidos restantes, Venezuela logre puntuar en el sur.
El enigma táctico de la Vinotinto es desconcertante. A veces parece no tener una estrategia clara. A pesar de enfrentar a equipos fuertes y vencerlos, también ha sufrido derrotas inesperadas. ¿Habrá notado la dirección técnica esta inconsistencia? Probablemente sí, pero el misterio del fútbol radica en la imprevisibilidad de los jugadores y sus pensamientos.
A lo largo de los años, la Vinotinto ha evolucionado en organización, entrenamiento y métodos modernos. Sin embargo, persiste algo en las profundidades de la memoria de los jugadores que impide un rendimiento constante. ¿Qué será?
Las selecciones dirigidas por Richard Paéz y César Farías despertaron ilusiones en el corazón de los venezolanos. A pesar de las dudas iniciales, siempre existió la esperanza de alcanzar un Mundial. Jugadores como Víctor Pignanelli, Rafa Santana, Manuel Plasencia y Carlos Moreno vivieron esos momentos difíciles desde el lado opuesto de la frontera.
Después de años de intentos fallidos, la fe en la Vinotinto ha resurgido. La llama de la esperanza se ha encendido una vez más en el corazón de los aficionados.