Los Tigres de Aragua están viviendo una temporada llena de altibajos en la LVBP. A pesar de su gran inicio, donde prometieron reconectar con su espíritu ganador de la década del 2000, actualmente se encuentran fuera de la clasificación, con un récord de 18-23 y una preocupante vulnerabilidad en la carretera.
Faltando solo dos semanas para que concluya la ronda regular, los bengalíes han dejado escapar su posición en la tabla y han permitido que Caribes de Anzoátegui se acerque peligrosamente. Incluso, en un intento desesperado por cambiar el rumbo de la temporada, decidieron despedir al mánager Buddy Bailey, quien fue contratado para revivir la gloria pasada del equipo.
El coach de banca, Russell Vasquez, ha tomado las riendas de forma interina, pero la situación no ha mejorado. A pesar de contar con jugadores destacados como Lorenzo Cedrola, José “Cafecito” Martínez, Keyber Rodríguez y David Rodríguez, el desempeño del equipo sigue sin estar a la altura de las expectativas.
A nivel ofensivo, los Tigres tienen el segundo mejor promedio de bateo del torneo, bateando para .289 como equipo. Sin embargo, en el pitcheo han tenido problemas, con una efectividad colectiva de 5.26, aunque han permitido una de las menores cantidades de carreras limpias en la liga.
A pesar de los números, parece que el verdadero problema del equipo radica en la falta de armonía y los constantes cambios en el cuerpo técnico y la plantilla de jugadores. Parece que la solución no está en el terreno de juego, sino en recuperar la estabilidad y el espíritu de equipo que los llevó a la gloria en el pasado.