Miles de personas salieron a las calles en diversas provincias de Siria, incluida Damasco, luego de que los rebeldes islamistas tomaran la capital y la declararan “libre” tras la caída de Al Asad, quien se mantuvo en el poder durante 24 años.
Imágenes difundidas por medios árabes como Al Jazeera mostraron multitudes congregándose en la Plaza de los Omeyas en el centro de Damasco, capturando con sus teléfonos móviles la alegría reinante en la capital siria tras la caída de Al Asad.
Las celebraciones se extendieron a la mayoría de las provincias del país, según informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con miles de personas saliendo a las calles en Tartús, Latakia, Baniyas, Homs, Alepo, Idlib, Deir al Zur y Al Hasakah.
Los festejos también llegaron a pueblos habitados principalmente por la comunidad alauí, minoría religiosa a la que pertenecía Al Asad, con manifestaciones en Tartús y Latakia donde se destruyeron estatuas de Hafez al Asad, padre del mandatario fallecido en 2000.
Tras la caída de Al Asad, los rebeldes abrieron las puertas de cárceles y centros de detención, incluyendo la prisión de Saydnaya al norte de Damasco, liberando a miles de prisioneros.
A pesar de la toma de control de Damasco por parte de la coalición rebelde liderada por el Organismo de Liberación del Levante, se impuso un toque de queda de trece horas en la capital siria.
Esta medida se suma a la solicitud de los rebeldes de respetar la propiedad pública y privada, así como de abstenerse de disparar, como parte de las primeras acciones tomadas tras la declaratoria de libertad de Damasco por parte de los insurgentes.
La coalición liderada por el Organismo de Liberación del Levante, junto a otras facciones respaldadas por Turquía, lograron derrocar al Gobierno sirio después de doce días de ofensiva en la capital.