El caso de la desaparición de María Ercira Contreras Mella, una mujer de 86 años residente en Limache, ha dado un giro inesperado tras levantarse el secreto investigativo impuesto por la Fiscalía desde septiembre. En medio de las revelaciones, José Luis Hernández, hijo de la desaparecida, ha sido señalado como sospechoso, lo que ha generado controversia en su entorno familiar.
La decisión de mantener en secreto la investigación fue tomada por el fiscal jefe de Limache, Guillermo Sánchez Psijas, con el fin de llevar a cabo diligencias cruciales. Tras finalizar el periodo de secreto el 6 de diciembre, la familia ha tenido acceso a detalles que incluyen la intervención de teléfonos y el análisis de movimientos de los involucrados.
El señalamiento hacia Hernández se basa en su comportamiento durante un almuerzo familiar del Día de la Madre, el 12 de mayo, en el Hotel Fundo Las Tórtolas. Según los investigadores, apagar su teléfono móvil durante el encuentro despertó sospechas, aunque la familia argumenta que es una práctica habitual los domingos para evitar interrupciones.
Otro aspecto que ha llamado la atención de las autoridades es la denuncia de Hernández por el robo de su camioneta y teléfono móvil en septiembre, elementos que aún no han sido recuperados. Esto, sumado a posibles inconsistencias en su relato, llevó a la Fiscalía a ampliar la investigación a todos los asistentes al almuerzo.
Un elemento inquietante en el caso es un mensaje de recibido por un miembro de la familia desde un número desconocido, donde se afirmaba que María Ercira había sido secuestrada por sicarios y trasladada al sur del país. El remitente, supuestamente un trabajador del restaurante, aseguró estar bajo amenaza. Este mensaje está siendo analizado por la Fiscalía para determinar su veracidad.
El abogado de la familia, Juan Carlos Manríquez, ha aclarado que los señalamientos no constituyen acusaciones formales y que la policía debe explorar todas las líneas investigativas, incluidas las que involucran a familiares cercanos. El entorno de María Ercira insiste en que las medidas tomadas por la Fiscalía son desproporcionadas y que la investigación debe centrarse en pistas externas, como el misterioso mensaje recibido y posibles testigos.