La habitación de mi infancia, donde se encontraba un piano negro sin usar y una biblioteca adornada con esculturas de madera traídas desde Paraguay por mi abuelo, era un espacio modesto en el suburbio industrial de Lanús. Dentro de esta habitación, había una colección de libros de editoriales como Club Bruguera y Salvat, que adquiríamos en kioscos de revistas a precios accesibles. Aunque mis padres eran intelectuales, no me presionaban para leer, pero siempre tuve una vasta cantidad de libros al alcance de mi mano.
Con el tiempo, me convertí en una lectora voraz en medio de la época de la dictadura. Mientras mis padres lidiaban con la dura realidad del día a día, yo encontraba refugio en la lectura. Descubrí autores como Truman Capote, Jorge Luis Borges, Gabriel García Márquez, y muchos más. La lectura fue mi escape y mi pasión en un mundo lleno de miedo y desafíos.
La literatura se convirtió en mi refugio y en una herramienta de liberación en medio de la desigualdad y el desamparo de América Latina. A través de la escritura, he explorado la complejidad de lo humano, los claroscuros de la existencia y la belleza en la crueldad. La literatura me ha permitido explorar los rincones más profundos de la condición humana y desafiar las normas establecidas.
Hoy, desde un territorio postindustrial, escribo sobre las ruinas del capitalismo tardío, observando la decadencia en fábricas abandonadas y supermercados vacíos. Mi narrativa se sumerge en un gótico contemporáneo, explorando la memoria guardada en dispositivos obsoletos y las sombras de una sociedad en constante cambio. A través de mis escritos, busco dar voz a los marginados y desafiar las estructuras de poder establecidas. La literatura, para mí, es una herramienta poderosa para cuestionar y transformar el mundo que habitamos.
La literatura es un tema que genera un constante debate en la sociedad actual, con mil opiniones por minuto acerca de su relevancia y evolución. Desde discusiones sobre si ha muerto, si se ajusta a la época actual, hasta la importancia de la diversidad y los límites de la crueldad en la escritura. Es un tema provocativo que invita a reflexionar sobre la naturaleza misma de la literatura y su impacto en la sociedad.
La literatura, como arte trascendente, nos invita a reflexionar sobre la verdad y a comprender la realidad de una manera profunda. A través de las palabras, se crean y modifican realidades que nos afectan y nos acompañan en cada momento de nuestras vidas. Es un refugio en momentos de soledad y una guía en medio de la confusión, donde cada palabra y cada historia nos llevan a explorar nuevos horizontes.
La conexión entre literatura, arte y cultura es innegable, como lo demuestran las referencias a artistas como Rimbaud, Patti Smith, David Wojnarowicz y muchos otros que han dejado una huella imborrable en la historia de la literatura. Estas conexiones nos permiten explorar nuevas perspectivas y enriquecer nuestro entendimiento del mundo que nos rodea.
La literatura nos invita a adentrarnos en laberintos de ficción donde podemos perdernos y encontrarnos a nosotros mismos. Es un espacio donde lo imposible se vuelve posible y donde las palabras cobran vida propia, creando mundos y realidades que nos desafían y nos inspiran.
A través de la literatura, podemos explorar temas eternos y universales que nos conectan a través del tiempo y el espacio. La interacción con los lectores, la experimentación en diferentes medios artísticos y la exploración de nuevas formas de expresión nos llevan a descubrir un mundo de posibilidades infinitas dentro de la literatura.
La literatura es un reflejo de la sociedad en la que vivimos, un espejo que nos muestra nuestra humanidad y nuestras aspiraciones más profundas. A través de la escritura, podemos explorar nuestra propia existencia y desafiar los límites de lo conocido, creando un espacio para la reflexión y la creatividad que nos invita a imaginar un mundo nuevo y diferente. A mitad de camino en mi camino de escritura, me considero un aprendiz, un mago que busca conjurar la fuerza transformadora a través de las palabras. He recorrido un largo camino, leyendo a autores inspiradores como Clarice Lispector, Reinaldo Arenas, César Vallejo, y muchos más que han comenzado a formar un altar en mi mente. Mi relación con el público es intensa, y busco respetarlos y no decepcionarlos. Quiero darles lo que esperan de mí, evitando caer en la complacencia y la inseguridad. Estoy ansioso por seguir explorando y descubriendo en mi mente y en mis dedos, encerrándome en lo primordial y enfrentándome al desafío de la escritura en casa. Los límites son solo una ilusión que estoy dispuesto a superar. ¡Gracias por acompañarme en este viaje!