Hace 25 años, el 15 de diciembre de 1999, unas intensas lluvias provocaron inundaciones y deslizamientos de tierras en Vargas, aniquilando comunidades enteras. En medio de esta catástrofe, se desencadenaron saqueos y desórdenes, lo que llevó a la intervención de militares y agentes de inteligencia para restaurar la paz en las zonas afectadas.
Organizaciones de derechos humanos denunciaron que durante esta intervención se violaron las garantías constitucionales, resultando en detenciones arbitrarias y desapariciones forzadas. Liliana Ortega, directora del Comité de Familiares de Víctimas del Caracazo (Cofavic), señaló que se suspendieron las garantías constitucionales y se produjeron abusos por parte de las fuerzas de seguridad.
Uno de los casos emblemáticos de desaparición forzada fue el de Oscar Blanco Romero, un albañil cuyo paradero sigue siendo un misterio. A pesar de que se han judicializado algunos casos, la mayoría de los desaparecidos durante esa tragedia nunca han sido encontrados.
El gobierno venezolano, ante la presión internacional, admitió parcialmente su responsabilidad en las desapariciones de Blanco y otros dos individuos. Sin embargo, las familias de las víctimas aún esperan respuestas concretas y reparación por parte de las autoridades.
A pesar de los esfuerzos por esclarecer estos hechos, la realidad es que las desapariciones forzadas continúan siendo una práctica recurrente en Venezuela. Según informes de la ONU, se han reportado 71 casos de desapariciones forzadas desde 2019, lo que evidencia la persistencia de esta violación a los derechos humanos en el país.
A pesar de los años transcurridos, los familiares de las víctimas siguen en búsqueda de justicia y verdad. Alejandra Iriarte, esposa de uno de los desaparecidos, declaró que seguirá luchando hasta obtener respuestas sobre el paradero de su esposo y hacer justicia por las víctimas de aquel trágico evento en Vargas.