La historia de la Isla de Pascua, también conocida como Rapa Nui, revela un episodio controvertido en la relación entre Chile y este remoto territorio. En 1937, durante la administración de Arturo Alessandri, el gobierno chileno consideró la posibilidad de vender la isla a potencias mundiales como Estados Unidos, Reino Unido, Japón y la Alemania nazi.
La Isla de Pascua, ubicada a 3.800 kilómetros de la costa chilena en el océano Pacífico, es reconocida por sus impresionantes paisajes y los enigmáticos moais. Sin embargo, a principios del siglo XX, los habitantes de la isla, los rapanui, enfrentaban una situación crítica. Según el académico Cristóbal García-Huidobro, la isla era vista como un lugar de exilio para deportados políticos en lugar de un territorio valioso.
La revelación sobre la posible venta de la isla cobró relevancia con la publicación del libro ‘Rapa Nui: Una herida en el océano’ por el periodista Mario Amorós en 2018. El libro documenta la historia del pueblo rapanui y su sufrimiento a manos de colonialistas y del Estado chileno. Amorós, respaldado por una extensa investigación, detalla cómo el gobierno de Alessandri intentó vender la isla a diversas potencias en 1937, justo antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial.
Previo a este intento de venta, el gobierno chileno había adquirido aviones de la Alemania nazi y la Italia fascista, lo que llevó a la Armada chilena a buscar nuevas negociaciones con Alemania para fortalecer su arsenal militar. La falta de interés en el desarrollo de la isla y las difíciles condiciones de vida de los rapanui la convirtieron en un lugar de confinamiento y exilio.
A pesar de las discusiones sobre la venta de la isla desde la década de 1930, las negociaciones no prosperaron. Sin embargo, el interés de potencias como Estados Unidos, Reino Unido, Japón y Alemania fue evidente, ya que consideraban crucial evitar que alguna potencia del Eje obtuviera el control de Rapa Nui.
Las condiciones inhumanas en la isla perduraron durante décadas, con trabajos forzados y crisis sanitarias que afectaron a la población rapanui. No fue hasta 1966 que se reconoció oficialmente a los rapanui como ciudadanos chilenos y se reguló la administración de la isla. En 2015, la historia de abandono y opresión llegó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, cuando los descendientes de los rapanui demandaron al Estado chileno por la restitución de sus tierras ancestrales y recursos naturales.
A pesar de la falta de documentación pública y la escasa información sobre las negociaciones con la Alemania nazi, la posibilidad de conversaciones diplomáticas sobre la venta de la isla sigue generando interrogantes.