El presidente saliente de Estados Unidos, Joe Biden, ha tomado la decisión de reemplazar 37 de las 40 sentencias de muerte dictadas por la justicia federal, justo un mes antes del regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. Solo tres casos no recibieron el perdón de Biden, y los prisioneros a quienes se les conmutó la pena ahora enfrentan cadena perpetua “sin opción a libertad condicional”, según un comunicado emitido este lunes.
A lo largo de su mandato, el presidente demócrata se mostró en contra de la pena de muerte, y el Departamento de Justicia (DoJ) estableció una moratoria sobre las ejecuciones en el ámbito federal. Esta postura contrasta con la de su predecesor, quien levantó una prórroga sobre las condenas a muerte que había estado vigente desde 2003.
La Casa Blanca ha emitido una declaración en la que se expresa que “Estados Unidos debe abolir la pena de muerte a nivel federal, salvo en situaciones de terrorismo y homicidios masivos impulsados por el odio”.
Los tres individuos que no han recibido el perdón de Biden y siguen condenados a la pena de muerte son: Djokhar Tsarnaev, uno de los responsables del atentado en la maratón de Boston en 2013; Dylann Roof, un supremacista blanco que asesinó a nueve afroamericanos en una iglesia de Charleston en 2015; y Robert Bowers, quien fue condenado por el asesinato de once personas en una sinagoga de Pittsburgh en 2018.