Colombia y México han confirmado su asistencia a la toma de posesión de Nicolás Maduro como presidente de Venezuela el 10 de enero, aunque enviarán a sus embajadores en lugar de a sus mandatarios. Esta estrategia podría sumarse a Brasil, en lo que algunos analistas consideran un “fracaso diplomático” en el abordaje de la crisis venezolana.
Antes de las elecciones presidenciales del 28 de julio, Colombia y Brasil intentaron trabajar para que Caracas garantizara condiciones electorales adecuadas. Sin embargo, tras los comicios, los esfuerzos se centraron en que Maduro presentara las actas de votación para validar su victoria, un paso que no dio. A pesar de esto, Colombia prefiere no romper completamente relaciones con Venezuela.
La decisión de Colombia y México de enviar a sus embajadores en lugar de a sus presidentes o cancilleres para la toma de posesión de Maduro ha sido interpretada como una muestra de conocimiento sobre la naturaleza del régimen chavista pero, al mismo tiempo, como una complicidad pasiva con su gobierno. Según el politólogo venezolano Wálter Molina, esta acción invalida a ambos países como interlocutores neutrales en la búsqueda de una solución democrática para Venezuela.
En cuanto a Estados Unidos, se espera que juegue un papel clave en las discusiones sobre el futuro de Venezuela, particularmente una vez que Donald Trump asuma el cargo el 20 de enero. Aunque no está claro cómo será la política de Trump hacia Venezuela, se especula que podría haber un enfoque menos insistente en comparación con años anteriores, pero con posibles medidas económicas como la revocación de licencias petroleras a Caracas.
En cuanto al chavismo, no se ha informado sobre quiénes asistirán a la toma de posesión de Maduro ni sobre la postura de sus vecinos. Además, han evitado hacer críticas directas a Trump, lo que podría indicar una expectativa de una relación más complaciente en el futuro.
En resumen, la situación política en Venezuela sigue siendo incierta, con distintas posturas y actores internacionales involucrados. Se espera que la relación entre Estados Unidos y Venezuela sea un tema central en los próximos meses, con posibles repercusiones en la región.