Durante la administración de Joe Biden en Estados Unidos, se observó una inclinación hacia la izquierda que sorprendió a muchos, llegando a equipararse con posturas más progresistas. El Partido Demócrata, al que pertenece Biden, se caracteriza por ser liberal y albergar corrientes socialdemócratas, como el movimiento woke, LGTBI+, indigenistas, Black Lives Matter y abortistas, representando así la izquierda estadounidense.
Este enfoque socialista, que aboga por redistribuir la riqueza de los más acaudalados a los menos favorecidos, se vio reflejado en las políticas adoptadas durante la gestión de Biden, generando críticas y controversias, especialmente en relación con Venezuela. La percepción desde el país sudamericano fue de descontento, al considerar que las decisiones tomadas por la administración Biden-Kamala favorecieron al régimen chavista, perpetuando así la crisis en Venezuela.
La postura ambivalente de la administración Biden hacia Venezuela se vio reflejada en la imposición y levantamiento intermitente de sanciones, así como en acuerdos económicos que beneficiaron al régimen de Maduro. Esta dinámica generó desconfianza y descontento en la población venezolana, que esperaba un mayor apoyo por parte de Estados Unidos en el proceso de transición hacia un gobierno democrático y confiable.
Con la salida de la administración Biden y la llegada de un nuevo mandato presidencial en Estados Unidos, se espera un cambio en la política exterior hacia Venezuela. La designación de Edmundo González Urrutia como presidente electo de Venezuela y su participación en la toma de posesión de Trump son señales de un posible realineamiento de intereses y prioridades en la región.
Es crucial que tanto el gobierno venezolano como la oposición y el sector empresarial mantengan una postura firme y coherente en la defensa de los derechos humanos y la democracia en el país. La presión internacional y las alianzas estratégicas serán fundamentales para lograr una transición pacífica y efectiva en Venezuela, alejando así la influencia de actores externos como Irán, Hezbolá, FARC y Rusia.
En este contexto de cambio de gobierno en Estados Unidos y de reconfiguración de relaciones internacionales, Venezuela se encuentra en una encrucijada decisiva. La cooperación y el apoyo de la comunidad internacional, liderada por Estados Unidos, serán determinantes para el futuro del país y el restablecimiento de la democracia y el Estado de derecho.