El martes pasado, en el primer día completo bajo la administración de Donald Trump, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) detuvo a 308 inmigrantes catalogados como “graves criminales”, según informó Tom Homan, designado como el “zar” de la frontera por el nuevo gobierno.
Homan destacó que entre los detenidos se encontraban violadores, asesinos y personas que habían abusado de niños, resaltando que ICE está cumpliendo con su labor de priorizar, tal como el presidente Trump había prometido. Aseguró que la agencia está desempeñando un excelente trabajo sobre el terreno y continuará haciéndolo diariamente.
A pesar de estas declaraciones, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), encargado de hacer cumplir las leyes migratorias, aún no ha proporcionado información oficial sobre estas supuestas detenciones.
El mandato de Trump de llevar a cabo la mayor deportación de migrantes en la historia del país ha sido evidente desde su llegada al poder este lunes. En sus primeras acciones, declaró una “emergencia nacional” en la frontera, autorizando el uso de fuerzas militares en la frontera con México para asegurarla y repeler cualquier forma de invasión, incluyendo la migración hacia Estados Unidos y el tráfico de drogas.
Además, el documento emitido por Trump ordenó a las autoridades deportar de inmediato a todas las personas que ingresen de manera irregular a Estados Unidos, adelantando la restauración de las deportaciones en caliente.
Estas medidas han generado una serie de reacciones y preocupaciones, tanto a nivel nacional como internacional. Colombia, por ejemplo, ha solicitado reforzar el control en la frontera con Venezuela, ante el aumento de la presión migratoria en la región.