En la era digital de constante interrupción por las notificaciones en los teléfonos móviles, las películas de larga duración representan un desafío tanto para los espectadores como para los cineastas. Sin embargo, algunas obras cinematográficas logran trascender estas limitaciones y convierten su extensión en una virtud, llevando al público a un viaje inolvidable. Tal es el caso de “The Brutalist”, una epopeya dirigida por Brady Corbet que recientemente ha recibido 10 nominaciones a los premios Oscar Independent.
El séptimo arte ha demostrado en múltiples ocasiones que el tiempo puede ser el mejor aliado para la creación cinematográfica. Películas como “El Señor de los Anillos: El retorno del Rey” (201 minutos), dirigida por Peter Jackson, han logrado impactar a la audiencia con una mezcla magistral de fantasía, drama y acción a una escala épica sin precedentes. A pesar de las opiniones divididas sobre su duración, el cierre de esta trilogía ha dejado una huella imborrable en la historia del cine.
Otra obra que destaca por su extensa duración es “Happy Hour” (317 minutos), dirigida por Ryusuke Hamaguchi. Esta película japonesa, conocida por su ritmo pausado y su íntima exploración de la amistad entre cuatro mujeres, demuestra que una narrativa extensa puede ser envolvente y reveladora, ofreciendo una mirada profunda a la cotidianidad.
En el panorama del cine argentino, “Trenque Lauquen” (260 minutos), dirigida por Laura Citarella, se destaca como una obra laberíntica que combina influencias de Hitchcock y Lynch para crear una experiencia cinematográfica única. Con una narrativa dividida en 12 capítulos, esta coproducción argentina-alemana cautiva al público y desafía las convenciones narrativas tradicionales.
La lista de películas de larga duración que han dejado una marca imborrable en la historia del cine incluye obras maestras como “Un elefante sentado quieto” (234 minutos) del director chino Hu Bo, “El irlandés” (209 minutos) de Martin Scorsese y “Elegidos para la gloria” (192 minutos) dirigida por Philip Kaufman. Estas películas demuestran que la duración no es un obstáculo para la narración cinematográfica, sino una oportunidad para explorar temas complejos y emociones profundas.
En resumen, el cine ha demostrado una y otra vez que la duración no es un impedimento para la creación de obras maestras. Películas como “Fanny y Alexander” (188 minutos) de Ingmar Bergman, “Barry Lyndon” (185 minutos) de Stanley Kubrick y “Los siete samuráis” (207 minutos) de Akira Kurosawa han resistido la prueba del tiempo y continúan siendo referentes en la historia del cine. Estas obras demuestran que, en manos de cineastas talentosos, el tiempo puede convertirse en el mejor aliado del arte cinematográfico, permitiendo explorar temas profundos y emociones universales en una experiencia inolvidable para el público.