Priva Zabner de Oziel, una bioanalista de renombre y miembro de la junta directiva de Espacio Anna Frank, comparte la historia de sus padres, sobrevivientes del Holocausto, en un relato conmovedor. Su madre, Rifka Faidengold, y su padre, Baruch Zabner, vivieron la tragedia de los campos de concentración nazis, pero lograron reconstruir sus vidas en Venezuela después de la Segunda Guerra Mundial.
Rifka, nacida en Rumania en 1924, fue testigo de los horrores de la Shoah en campos como Mogilev y Bershad, donde sufrió la pérdida de familiares y vivió la crueldad de los nazis. Por su parte, Baruch, originario de Polonia, sobrevivió a campos como Skarzysko-Kamienna, Auschwitz y Dora-Nordhausen, donde fue forzado a trabajar en condiciones inhumanas.
Ambos encontraron en Venezuela un refugio y una oportunidad para empezar de nuevo. La historia de amor entre Rifka y Baruch, que se conocieron en una pensión en Caracas, es un testimonio de resiliencia y esperanza en medio de la adversidad. A pesar de las tragedias que vivieron, lograron formar una familia y dejar un legado de amor y superación a sus hijos y nietos.
Priva, inspirada por la valentía y la fuerza de sus padres, se ha dedicado a difundir la memoria del Holocausto y a combatir el antisemitismo, el racismo y la xenofobia a través de su labor como docente e investigadora en el área del cáncer. Su compromiso con la educación y la preservación de la historia de sus padres es un homenaje a su legado y una lección de vida para las generaciones futuras.
En un mundo marcado por la intolerancia y el odio, la historia de Priva Zabner de Oziel y sus padres es un recordatorio de la importancia de recordar y aprender de los errores del pasado para construir un futuro más justo y humano. Su testimonio es un llamado a la reflexión y a la acción, para que nunca más se repitan las atrocidades del Holocausto.