El pasado jueves, Kevin Rodríguez, un migrante venezolano recientemente deportado desde Estados Unidos, llegó a su país de origen tras haber permanecido 14 días detenido en la base naval de Guantánamo. En una entrevista exclusiva con Telemundo, Rodríguez relató su experiencia en el centro de detención, describiendo las condiciones inhumanas en las que estuvo confinado junto a otros detenidos.
Rodríguez, quien no posee antecedentes penales ni está vinculado a ninguna organización criminal, fue apresado por las autoridades migratorias y enviado a Guantánamo sin recibir explicación alguna. Una vez allí, se encontró con una realidad desoladora: celdas de apenas 2.7 por 1.5 metros, colchones delgados sobre camas de cemento, falta de higiene, escasez de alimentos y la presencia constante de insectos.
“El lugar estaba en pésimas condiciones. Ni siquiera lo limpiaban, había hormigas por todas partes”, comentó Rodríguez, visiblemente afectado por lo vivido. Además, relató que los detenidos solo podían bañarse esposados cada tres días, lo cual empeoraba la ya precaria situación en la que se encontraban.
Pese a haber sufrido estas condiciones extremas, Rodríguez destaca que no fue el único caso de injusticia en Guantánamo. Según información del Departamento de Seguridad Nacional de EE. UU., de los 178 migrantes venezolanos detenidos en la base, solo 51 no tenían antecedentes penales. Esta cifra deja en evidencia la falta de criterio a la hora de seleccionar a los detenidos, ya que personas sin ninguna relación con actividades ilícitas fueron tratadas de la misma manera que criminales peligrosos.
Para Rodríguez, la discriminación hacia los venezolanos fue evidente durante su tiempo en Guantánamo. “Había personas que ni siquiera llegaron a entrar a Estados Unidos, que no tenían tatuajes ni vínculos con pandillas, y aun así nos trataron igual. Nos discriminaron por ser venezolanos”, afirmó con indignación.
Tras haber sido deportado en un vuelo militar, Kevin Rodríguez regresó a Venezuela con el objetivo de reconstruir su vida y dejar atrás el trauma vivido en Guantánamo. “No pienso volver a salir de mi país, quedé realmente traumatizado con todo lo que pasé”, declaró con determinación.
En un contexto en el que la migración venezolana es un tema sensible y complejo, la historia de Kevin Rodríguez pone de manifiesto la vulnerabilidad de los migrantes en situaciones de detención arbitraria y la urgencia de proteger sus derechos fundamentales, independientemente de su estatus migratorio.
La experiencia de Kevin Rodríguez en la base naval de Guantánamo es un claro ejemplo de las dificultades y los abusos a los que se enfrentan los migrantes venezolanos en su búsqueda de mejores condiciones de vida. La falta de transparencia en los procesos de detención, la discriminación basada en la nacionalidad y las condiciones inhumanas en las que se encuentran los detenidos son realidades que deben ser visibilizadas y denunciadas.
Esperemos que casos como el de Kevin Rodríguez sirvan para generar conciencia sobre la importancia de respetar los derechos humanos de todos los individuos, independientemente de su origen o situación migratoria. La lucha por la dignidad y la justicia para los migrantes debe ser una prioridad en la agenda internacional, con el objetivo de garantizar un trato digno y humano para quienes buscan un futuro mejor lejos de sus hogares.
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