Jonathan Josué Bravo Palencia, un joven de 17 años, se encuentra en una situación desgarradora en Venezuela. Según el Foro Penal, es uno de los cuatro adolescentes que actualmente están detenidos en el país. La pesadilla de Jonathan comenzó el 11 de enero, cuando funcionarios de la Guardia Nacional lo detuvieron en su hogar en Coro, estado Falcón, frente a su madre y su hermana de nueve años.
Los efectivos que ingresaron a su hogar no estaban debidamente identificados, estaban encapuchados y portaban armas largas. Jonathan fue sacado de su habitación a rastras, lo que dejó a su madre, Francis Palencia, atónita y sin poder hacer nada para impedirlo. Desde pequeño, Jonathan ha enfrentado el trastorno de hiperactividad y déficit de atención (TDAH), una condición que requiere atención especializada y comprensión.
El 13 de enero, Jonathan fue presentado ante un juez de forma telemática, quien decidió que sería mantenido en Coro mientras se realizaba la investigación y el proceso de recolección de pruebas. Sin embargo, un día después fue trasladado a la Dirección de Investigación Penal de la Policía Nacional Bolivariana en La Yaguara, en Caracas, sin previo aviso a su familia.
La acusación que pesa sobre Jonathan es la presunta incitación al odio y terrorismo a través de mensajes difundidos en un grupo de WhatsApp cerrado, donde se intercambiaron opiniones sobre la situación política del país. Su madre niega rotundamente que Jonathan haya enviado mensajes relacionados con planes para secuestrar al gobernador de Falcón, Víctor Clark.
Durante su estancia en La Yaguara, su madre pudo visitarlo diariamente y llevarle comida, hasta finales de febrero cuando fue trasladado nuevamente a Coro. Sin embargo, esta vez estuvo recluido en un centro de detención para adultos, un lugar que no era apropiado para su edad y condición. Actualmente, se encuentra detenido en la Entidad de Atención de Adolescentes Varones de Coro, donde su madre teme por su salud mental y física debido al estrés y la ansiedad que enfrenta.
Francis Palencia ha hecho un llamado desesperado a las autoridades, especialmente al fiscal Tarek William Saab, para que liberen a su hijo de forma inmediata y puedan velar por su salud. Ha contactado a varios fiscales y entregado documentos a la Defensoría del Pueblo para que revisen su caso, argumentando que los derechos de Jonathan están siendo violados.
Jonathan, quien había comenzado sus estudios en Odontología, se vio obligado a abandonar su carrera debido a su detención injusta. Su juicio inició el 6 de marzo y se espera una nueva audiencia para el 20 del mismo mes. Su madre clama por justicia, afirmando que su hijo está pagando por un delito que no cometió.
La historia de Jonathan Josué Bravo Palencia es solo un ejemplo de las injusticias y violaciones a los derechos humanos que se viven en Venezuela. Es imperativo que las autoridades competentes revisen a fondo su caso, tomando en cuenta su condición de adolescente y las circunstancias irregulares de su detención. La lucha de su madre, Francis Palencia, por la libertad y la justicia de su hijo es un testimonio de amor y valentía en medio de la adversidad. Esperamos que la voz de Jonathan sea escuchada y que pueda recuperar su libertad y su sueño de seguir adelante con su educación y su vida.
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