Una familia de origen mexicano residente en Texas, Estados Unidos, ha denunciado públicamente haber sido deportada a México tras ser detenida en un puesto de control de inmigración en el sur del estado. El motivo de su traslado era acudir a un chequeo médico en Houston para una de sus hijas, una menor de 10 años que se recupera de una cirugía por cáncer cerebral.
El calvario de esta familia comenzó a principios de febrero, cuando salieron de Rio Grande City rumbo a Houston, donde se encuentran los médicos especialistas que atienden a su hija. Según información del Proyecto de Derechos Civiles de Texas, una organización de defensa legal y litigio que representa a la familia, esta está compuesta por los padres y seis hijos, cinco de los cuales son ciudadanos estadounidenses y llevan más de una década viviendo en el país.
En 2024, se descubrió que una de las hijas, con ciudadanía estadounidense, fue diagnosticada con un tumor cerebral y sometida a una cirugía para extirparlo. Además, otra de las hijas tiene una afección cardíaca grave que también requiere atención médica especializada en Houston.
La situación médica de las hijas exigía que la familia se trasladara a Houston con frecuencia para realizar los chequeos necesarios. Hasta ese momento, no habían tenido problemas para pasar por los controles de inmigración, ya que bastaba con mostrar las cartas de los médicos y abogados para avanzar.
Sin embargo, en su última visita a Houston, las cosas tomaron un giro inesperado. Al detenerse en el puesto de control de inmigración, los padres fueron arrestados al no poder presentar la documentación legal de inmigración requerida. La madre intentó explicar la situación de su hija a los agentes, pero estos no mostraron interés en escucharla.
La familia fue tratada de manera humillante y agresiva por los agentes de inmigración, quienes registraron a los niños de forma invasiva y emitieron insultos degradantes. Incluso intentaron quitarles las medicinas a los niños a pesar de que les explicaron su propósito.
Ante la situación, los padres fueron enfrentados con dos opciones por parte de los agentes: dejar a sus hijos en EE.UU. bajo custodia del gobierno sin poder volver a verlos, o ser deportados junto con los niños. Finalmente, la familia fue enviada a México, dejando atrás a su hija enferma y a una hija con problemas cardíacos.
La madre de la familia ha expresado su deseo de que sus hijos puedan acceder a la atención médica que necesitan, asistir a la escuela y vivir en el único país que conocen como hogar. Resalta que sus hijos son ciudadanos estadounidenses y que tienen derecho a ser criados por sus padres en su país de origen.
El Proyecto de Derechos Civiles de Texas, que representa a la familia, ha señalado que esta historia no es única y que es una muestra de las políticas migratorias injustas que se están aplicando en la actualidad. Rochelle Garza, presidenta de la organización, ha advertido sobre el resurgimiento de tácticas peligrosas que causan separaciones familiares y daños irreversibles a los niños.
En medio de esta difícil situación, la familia busca apoyo legal y humanitario para poder regresar a su hogar en Estados Unidos y continuar con el tratamiento médico de sus hijas. Esta historia pone de manifiesto la importancia de abordar de manera humanitaria y justa las políticas migratorias, protegiendo los derechos y la integridad de las familias inmigrantes que buscan una vida mejor en este país.
Con información de ANRT.
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