El pasado sábado, el gobierno de Venezuela anunció un acuerdo con Estados Unidos para retomar los vuelos de repatriación de migrantes venezolanos a partir del domingo. Esta medida se dio en el marco del “Plan Vuelta a la Patria con el propósito del retorno de nuestros compatriotas a su nación con resguardo de sus Derechos Humanos”, según un comunicado suscrito por Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela.
En el comunicado, Jorge Rodríguez afirmó: “Hemos acordado reanudar con el gobierno de EE.UU. la repatriación de migrantes venezolanos con un vuelo inicial mañana domingo 23 de marzo”. Sin embargo, no se proporcionaron más detalles sobre la logística de estos vuelos y los acuerdos específicos alcanzados entre ambas naciones.
Esta medida se da luego de que el gobierno del presidente estadounidense Donald Trump enviara a unos 250 venezolanos a una cárcel en El Salvador, a pesar de una orden de un juez federal que bloqueaba dicha decisión. Esta acción se sustentó en una declaración de guerra del siglo XVIII dirigida a supuestos miembros de la organización criminal Tren de Aragua.
El Tren de Aragua es una pandilla originada en las prisiones de Venezuela que fue declarada como una organización terrorista extranjera por el Departamento de Estado de Estados Unidos. Esta organización ha acompañado el éxodo de millones de venezolanos que buscan mejorar sus condiciones de vida ante la crisis económica en Venezuela.
A pesar de las deportaciones y acusaciones, el presidente Trump no ha proporcionado pruebas sólidas de que los deportados sean efectivamente miembros del Tren de Aragua o que hayan cometido algún delito en Estados Unidos. Esta falta de evidencia ha generado críticas y cuestionamientos sobre las acciones llevadas a cabo por las autoridades estadounidenses.
El gobierno del presidente venezolano Nicolás Maduro ha mostrado su rechazo al ingreso de inmigrantes deportados de Estados Unidos, salvo en ciertas excepciones. En las últimas semanas, unas 350 personas fueron deportadas a Venezuela, incluidas unas 180 que pasaron hasta 16 días en la base naval estadounidense de Guantánamo, en Cuba.
A pesar de las acusaciones sobre la vinculación de los deportados con el Tren de Aragua, el gobierno de Trump ha ofrecido pocas pruebas que respalden estas afirmaciones. Esta falta de transparencia y evidencia sólida ha generado preocupación y críticas tanto en Venezuela como a nivel internacional.
En resumen, el acuerdo entre Venezuela y Estados Unidos para la repatriación de migrantes venezolanos marca un nuevo capítulo en la compleja crisis migratoria que atraviesa la región. La falta de pruebas, la incertidumbre sobre el destino de los deportados y la importancia de proteger los derechos humanos de los migrantes son temas cruciales que deben abordarse de manera transparente y justa. Con información de AP.
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