La Afluencia de Temporadistas en la Playa Durante la Semana Mayor
La playa es uno de los lugares preferidos por los temporadistas para disfrutar del asueto durante la Semana Mayor. Este año, Jueves Santo, que cayó el 17 de abril, se observó un notable aumento de personas en los balnearios de diversas partes del país, así como en clubes. La tradición de visitar la costa se mantiene viva, a pesar de las adversidades económicas que enfrentan los venezolanos.
Aprovechando el Presupuesto Familiar
El microcosmos que se observó en las playas de La Guaira es un reflejo de la realidad económica del país. Aquellos que decidieron disfrutar del sol y el mar lo hicieron adaptando sus hábitos al bolsillo. Mientras algunos temporadistas optaron por llevar su comida preparada para economizar, otros decidieron disfrutar de la gastronomía local, que aunque costosa, representa un atributo importante de la experiencia playera.
El Pitazo realizó algunas consultas entre los vacacionistas en La Guaira. Rosario Monsalve, una viajera proveniente de La Vega, Caracas, compartió su experiencia: “Un parguito frito cuesta $15 con tostón y ensalada, y si se trata de un pargo mariposa, el precio asciende a cinco dólares más.” La fluctuación de precios presentó un desafío para aquellos que querían disfrutar de un merecido descanso.
Los Sabores del Mar y Precios Altos
Los precios en La Guaira también reflejan la variabilidad del mercado. La rueda de carite se ofrece por $26, ya sea a la criolla o a la marinera, mientras que un mixto rebosado con camarones y calamares insume $45. “Lo más costoso es la parrilla de marisco, que vale $55, mientras que el roncador se encuentra en la gama más económica, a $11”, señaló Monsalve, quien hizo un balance entre el deseo de disfrutar la playa y la realidad económica que vive.
La preferencia de muchos temporadistas por las comidas económicas se manifiesta de diferentes maneras. “Estaba antojada y compré una ración para mis dos hijos, mi esposo y para mí, pero opté por llevar mi comida preparada desde casa porque lo demás está muy caro. Soy maestra y mi sueldo es una miseria”, reflexionó Monsalve mientras disfrutaba de la brisa y el mar.
Caminos Llenos de Vida
Durante el trayecto desde Caracas a La Guaira, Monsalve observó un gran número de vehículos. “Hubo una gran afluencia de vacacionistas. Desde Caracas hasta La Guaira, el tráfico era intenso. Parece que todos optaron por la playa”, comentó.
Elección de Playa: Un Testimonio Personal
Margarita Mejías, quien eligió Naiguatá como destino, también ofreció su perspectiva. Viajando desde San Antonio de Los Altos, destacó que los precios del pescado frito y mariscos eran similares a los de Macuto. En su caso, el costo de un toldo con dos sillas fue de $10. El precio de un toldo puede parecer accesible, pero para muchas familias, forma parte de un gasto significativo en un día de playa.
Barlovento: Un Destino Familiar
Las playas de Barlovento en el estado Miranda también recibieron a temporadistas ávidos de disfrutar un día de sol y mar. Francisco Oropeza, que viajó desde los Valles del Tuy hasta Los Totumos en un autobús, compartió que el viaje costó 250 dólares. “Todos los pasajeros somos familia. Nos pusimos de acuerdo y trajimos comida para compartir: desde atún hasta tostones, ensaladas con pasta y torta”, relató. Esta práctica de llevar comida es común entre los temporadistas, ya que la situación económica es un impedimento para comer en la calle.
Reflexiones Finales sobre la Semana Mayor en la Playa
La visita a la playa durante la Semana Mayor se ha convertido en un acto de resistencia para las familias venezolanas. Aunque los precios de los productos y servicios playeros han aumentado, la necesidad de disfrutar momentos de felicidad y esparcimiento sigue siendo una prioridad. Aquellos que escogen la playa como su destino no solo buscan relajación, sino que también están creando un espacio de unión familiar y comunitaria en medio de una realidad difícil.
La conexión del pueblo con el mar y la tierra sigue viva, y aunque se hace con sacrificios, el deseo de disfrutar de lo que la naturaleza ofrece es, sin duda, una manera de reivindicar la alegría y la esperanza aún en tiempos de crisis. La Semana Mayor sigue siendo, así, un tiempo de descanso, unidad y celebración a pesar de los desafíos. Con información de El Pitazo