El membrillero (Cydonia oblonga), aunque menos conocido que otros frutales, ha sido cultivado desde la antigüedad por civilizaciones como la griega y la romana. Su fruto, el membrillo, es protagonista en la elaboración de conservas y postres, pero también guarda una curiosa posible relación con el relato bíblico del Jardín del Edén.
1. Origen e historia del membrillero
El membrillero es nativo de regiones como Irán, Turquía y el Cáucaso. Su cultivo se remonta a más de 4,000 años, siendo símbolo de fertilidad en Grecia y Roma. Curiosamente, algunos expertos plantean que el “fruto prohibido” mencionado en la Biblia podría ser el membrillo, no la manzana, debido a su dureza y sabor ácido al natural.
2. Cultivo y cuidados básicos
- Clima y suelo: Prefiere zonas templadas con sol directo y suelos fértiles bien drenados.
- Riego y poda: Necesita agua regular durante la floración y una poda anual en invierno para mantener su productividad.
- Amenazas: Plagas como el pulgón o hongos requieren tratamientos preventivos. Con cuidados, puede superar los 50 años de vida.

3. Usos gastronómicos del membrillo
Aunque crudo es áspero y ácido, al cocinarse se transforma en:
- Dulce de membrillo: Típico en España, ideal con quesos.
- Mermeladas y compotas: Usadas en repostería tradicional.
- Ingrediente versátil: Desde postres hasta salsas agridulces.
El membrillero sigue siendo un cultivo relevante por su resistencia, historia y aplicaciones culinarias. Su fruto, aunque poco consumido fresco, es la base de preparaciones que perduran en la gastronomía mediterránea y más allá.