Fallas en las Boyas DART: Un Llamado de Atención para la Seguridad Costera de Chile
Recientemente, un reportaje de La Tercera ha destapado una situación alarmante que afecta la seguridad costera de Chile. Las cinco boyas DART (Deep-ocean Assessment and Reporting of Tsunamis), que la Armada utiliza para detectar maremotos, han sufrido fallas técnicas, daños provocados por fauna marina y actos de vandalismo. Esta información fue obtenida a través de un requerimiento de transparencia al Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (SHOA), y plantea serias preocupaciones sobre la capacidad del país para responder ante un tsunami, un fenómeno natural que puede devastar las costas chilenas.
Ubicación y Problemas de las Boyas
Las boyas DART están estratégicamente ubicadas frente a las ciudades de Iquique, Mejillones, Caldera, Pichidangui y Constitución. Cada una de ellas ha enfrentado diversos problemas, que van desde el desgaste natural hasta intervenciones humanas malintencionadas. Por ejemplo, la boya de Iquique ha experimentado fallas en cuatro ocasiones, mientras que en Mejillones, desconocidos han cortado su línea de anclaje en al menos dos oportunidades. La misma suerte ha corrido la boya de Caldera, que también ha sido objeto de actos vandálicos.
Además, la boya de Pichidangui ha presentado fallas en al menos cinco ocasiones, y la de Constitución no solo ha sido vandalizada, sino que también ha presentado problemas técnicos recurrentes. Estas situaciones generan una preocupación creciente, ya que cada boya juega un papel crucial en la detección temprana de tsunamis, permitiendo una respuesta rápida que puede salvar vidas.
Costo de Mantenimiento y Reparaciones
El mantenimiento de estas boyas no solo es esencial para la seguridad, sino que también representa un alto costo para el Estado. La boya de Iquique y la de Caldera fueron adquiridas por un precio de US$ 600.000 cada una, lo que equivale a más de $566 millones en la actualidad. Las otras tres boyas fueron donadas por Estados Unidos, pero aun así, el coste de mantenimiento ha sido significativo. Hasta la fecha, las 17 reparaciones que han requerido estos dispositivos han costado al Estado más de US$ 1,6 millones, llevando el total, incluyendo compras y arreglos, a más de US$ 2,8 millones (más de $2.651 millones).
Cada intervención para reparar o mantener estas boyas implica una operación costosa, cuyos gastos oscilan entre US$ 74.765 y US$ 124.785, es decir, entre $70 y $117 millones por operación. Esta suma considerable plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de mantener un sistema de alerta temprana efectivo en un país que, debido a su ubicación geográfica, es propenso a terremotos y tsunamis.
Intervenciones Humanas y Seguridad
Uno de los aspectos más preocupantes revelados en el informe es que parte de los daños sufridos por las boyas no son consecuencia de condiciones naturales, sino de intervenciones humanas. Esto plantea serias dudas sobre la seguridad y vigilancia de estos instrumentos, que son fundamentales para la alerta temprana en un país sísmico como Chile. La posibilidad de actos de vandalismo o sabotaje no solo afecta la infraestructura, sino que también pone en riesgo la vida de miles de personas que habitan en zonas costeras.
Reflexiones Finales
La situación de las boyas DART en Chile es un claro recordatorio de la importancia de invertir en infraestructura crítica y de garantizar su protección. La detección temprana de tsunamis puede ser la diferencia entre la vida y la muerte en un país que enfrenta estos fenómenos naturales con regularidad. Es imperativo que las autoridades tomen medidas no solo para reparar y mantener estas boyas, sino también para implementar estrategias de seguridad que prevengan actos de vandalismo y garanticen su operatividad.
La comunidad también debe ser consciente de la relevancia de estas boyas y colaborar en su protección. La seguridad de las costas chilenas y la vida de sus habitantes dependen de la eficacia de los sistemas de alerta temprana. En un mundo cada vez más desafiante, es fundamental que Chile fortalezca sus mecanismos de protección y responda adecuadamente a las amenazas naturales que enfrenta.