La Noche de Myriam Hernández en el Estadio Nacional: Un Viaje Musical Inolvidable
La noche de este 23 de mayo quedará tatuada en la memoria de Chile. Myriam Hernández, la eterna reina del pop romántico, llenó el Estadio Nacional con un espectáculo donde la emoción, el talento y los grandes himnos del amor se fusionaron con una producción impecable y una lista de invitados de lujo.
Desde que Myriam pisó el escenario vestida de rojo, con la seguridad y elegancia que solo las verdaderas divas tienen, el Estadio Nacional se convirtió en un templo del amor. Cerca de 40 mil personas la acompañaron en un viaje musical por sus mayores éxitos: “El hombre que yo amo”, “Huele a peligro”, “Herida”, “Te pareces tanto a él”, “Ay amor”, canciones que cruzaron generaciones y fronteras.
Colaboraciones Estelares: Un Mosaico de Talentos
El verdadero corazón del concierto estuvo en las colaboraciones sorpresivas y emotivas. La noche se convirtió en una constelación de estrellas que Myriam invitó al escenario a: Flor de Rap, quien abrió el desfile de invitadas con un mensaje fuerte y lleno de identidad; Nicole, con quien compartió una balada que se sintió íntima y poderosa; Francisca Valenzuela, quien puso su energía y su piano al servicio del pop más sentido.
También compartió uno de sus tres escenarios con Denise Rosenthal, vibrante y magnética, en una colaboración que unió fuerza femenina y estilo propio; María José Quintanilla, delicada y firme, en uno de los duetos más coreados; Javiera Mena, aportando su aura synth y pop elegante; y Consuelo Schuster, quien dejó claro por qué es una de las voces más finas del país. El escenario dio paso a la frescura y talento de Shirel y Paula Rivas, quienes fueron bien recibidas por los presentes.
Un Encuentro de Leyendas: Myriam y Gilberto Santa Rosa
Y cuando ya creíamos haberlo visto todo, entró él: Gilberto Santa Rosa. El público estalló. El Caballero de la Salsa abrazó a Myriam y juntos cantaron una versión elegante y conmovedora de “No pensé enamorarme otra vez”. Fue un puente directo entre Santiago y el Caribe, entre el bolero, la salsa y la balada, entre dos leyendas vivas de la música latina.
El público presente aplaudió cuando apareció en escena Álvaro Henríquez, con quien cantó “Un hombre secreto”, generando uno de los momentos más celebrados y nostálgicos de la noche.
Un Momento Íntimo y Emotivo
Myriam también se dio espacio para hablar de su familia, de su madre y de su hija, en un momento íntimo que la emocionó hasta las lágrimas. Estas palabras resonaron entre el público, creando una conexión profunda que trascendió más allá de la música.
Un Gran Cierre: La Magia de sus Éxitos
La noche comenzó a cerrarse con “Ay amor”, seguida por “Huele a peligro”, tema producido por el legendario Humberto Gatica. Finalmente, la histórica presentación culminó con “Herida”, la canción más pedida de la noche, que fue interpretada con nuevos arreglos que sorprendieron y emocionaron. La actuación fue coronada por una lluvia de confeti y la ovación de pie del público, que no quería que la noche llegara a su fin.
“Amor por siempre, gracias”, dijo Myriam con la voz entrecortada, en su despedida. Pero aún faltaba un gesto final: mientras su banda despachaba una pieza instrumental con un solo desgarrador de Javiera Vinot (corista estelar que hizo eco al mítico The Great Gig in the Sky de Pink Floyd), Myriam lanzó rosas blancas al público, como un acto de amor puro, silencioso, eterno.
Reflexiones Finales
La actuación de Myriam Hernández en el Estadio Nacional no solo fue un espectáculo musical; fue una celebración del amor, la amistad y la conexión humana a través de la música. Cada canción interpretada resonó en los corazones de los presentes, uniendo generaciones y creando recuerdos que perdurarán en el tiempo. En un mundo donde la música a menudo se siente efímera, Myriam nos recordó el poder duradero de una melodía, una letra y un momento compartido.
Con una mezcla de nostalgia y alegría, esta noche mágica se suma a la larga lista de hitos que han definido la carrera de Myriam Hernández, quien sigue siendo un faro de luz en la escena musical de América Latina. Su legado, lleno de amor y emoción, es un testimonio del impacto que una artista puede tener en la vida de sus seguidores.