Este domingo, la ciudad de Minneapolis se convierte en el epicentro de una vigilia que cierra los actos conmemorativos del quinto aniversario de la muerte de George Floyd. Su asesinato a manos del entonces agente de policía Derek Chauvin, el 25 de mayo de 2020, desató una oleada de protestas en todo el país. Estas manifestaciones no solo fueron una respuesta a la brutalidad policial hacia la comunidad negra, sino que también marcaron un punto de inflexión en la conversación nacional sobre la reforma policial, en un contexto político marcado por la administración de Donald Trump, quien intentó deshacer los esfuerzos de cambio promovidos por su predecesor, Joe Biden.
George Floyd falleció tras ser asfixiado durante nueve minutos por la rodilla de Chauvin, quien mantuvo su peso sobre el cuello de Floyd mientras este se encontraba en el suelo, clamando por su vida. Las últimas palabras de Floyd, “I can’t breathe” (“No puedo respirar”), se convirtieron en un grito de guerra para millones de personas que se manifestaron por justicia racial. La condena de Chauvin, que recibió 22 años y medio de prisión por asesinato involuntario y homicidio, fue un pequeño alivio para una nación que exigía cambios significativos en el sistema de justicia penal.
Las protestas que emergieron seis días después del asesinato de Floyd fueron masivas y abarcaron distintas ciudades de Estados Unidos. Sin embargo, esta ola de movilización dejó un trágico saldo de 19 muertes y más de 14,000 detenciones. A pesar de la promesa de reformas policiales, uno de los aspectos más críticos, la eliminación de la ‘inmunidad cualificada’, sigue siendo un tema de debate. Este principio jurídico otorga a los agentes de policía protección contra demandas por abusos y ha sido un obstáculo significativo en la lucha por la rendición de cuentas.
Durante el gobierno de Trump, aunque este condenó el asesinato de Floyd, también utilizó la situación para criticar las manifestaciones, que en algunos casos se tornaron violentas. “No podemos permitir que el clamor de la justicia y los manifestantes pacíficos sean acallados por una turba enfurecida”, advirtió Trump, quien recomendó a los gobernadores desplegar la Guardia Nacional para controlar las protestas, a las que se refirió como actos de anarquía.
Recientemente, la administración de Trump ha tomado decisiones que afectan directamente los acuerdos de reforma policial en Minneapolis, cancelando un decreto de consentimiento que buscaba revisar las políticas de entrenamiento y uso de la fuerza. Andrew Darlington, director interino de litigios especiales de la división de derechos civiles del Departamento de Justicia, afirmó que ya no reviste interés público, lo que ha generado preocupación entre activistas y defensores de los derechos civiles.
El asesinato de Floyd revitalizó el movimiento Black Lives Matter, que ha sido objeto de críticas por parte de Trump y su administración. En marzo de 2025, se eliminó la plaza que lleva el nombre de Floyd en Washington, como parte de una serie de políticas dirigidas a desmantelar iniciativas de diversidad y equidad. La relevancia del movimiento ha sido innegable, pero la implementación de reformas significativas ha sido lenta y, en muchos casos, insatisfactoria.
Michelle Gross, presidenta de Comunidades Unidas Contra la Brutalidad Policial, expresó su frustración con el progreso de las reformas. “Entendemos que el cambio lleva tiempo. Sin embargo, el progreso que la ciudad proclama no se está sintiendo en las calles”, declaró a ABC, reflejando la preocupación de muchos activistas que luchan por una reforma real y efectiva.
Las conmemoraciones en Minneapolis comenzaron el pasado viernes en la plaza que lleva el nombre de Floyd con una serie de conciertos y actos comunitarios. Este domingo, la jornada culminará con una misa y una vigilia, donde amigos, familiares y activistas se reunirán para recordar a Floyd y reflexionar sobre el impacto duradero de su muerte en la lucha por la justicia racial.
En Houston, Texas, la familia de Floyd también se reunirá en su tumba para asistir a una misa conmemorativa dirigida por el reverendo Al Sharpton, un destacado defensor de los derechos civiles. Este acto no solo honra la memoria de Floyd, sino que también reafirma el compromiso de su familia y de la comunidad por continuar la lucha por la justicia y la equidad.
A medida que se conmemora el quinto aniversario del asesinato de George Floyd, es evidente que la lucha por la justicia racial y la reforma policial en Estados Unidos continúa. Las promesas de cambio han sido muchas, pero la implementación de reformas efectivas sigue siendo un desafío. La vigilia en Minneapolis simboliza no solo el recuerdo de una vida perdida, sino también la perseverancia de un movimiento que busca justicia y equidad en un sistema que, a menudo, ha fallado a las comunidades más vulnerables.
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