La ministra de Seguridad Nacional de Argentina, Patricia Bullrich, anunció la desarticulación de una célula activa del grupo criminal transnacional Tren de Aragua, dedicada al lavado de activos y al financiamiento del terrorismo. Esta operación culminó con la detención de 12 personas que operaban en la Capital Federal y en las provincias de Buenos Aires y Corrientes. Este hecho marca un paso significativo en la lucha del gobierno argentino contra el crimen organizado y el terrorismo.
En una conferencia de prensa realizada en la sede del Ministerio, Bullrich destacó la importancia de esta operación, que fue el resultado de un trabajo conjunto del Departamento de Investigaciones Antimafia de la Policía Federal Argentina (PFA), en colaboración con agencias internacionales como el FBI y la Interpol, así como con la Fiscalía. Según la ministra, “Desbaratar una célula activa del Tren de Aragua es un paso fundamental en la lucha contra el terrorismo y el crimen organizado”, lo que subraya la seriedad de la amenaza que representa esta organización.
El Tren de Aragua es una organización criminal de origen venezolano que ha logrado expandir su influencia en varios países de América Latina, incluyendo Argentina. La investigación que llevó a la desarticulación de esta célula comenzó tras una orden de la Unidad Fiscal Especializada en Criminalidad Organizada (UFECO), dirigida por Santiago Marquevich. La unidad se dedicó a indagar sobre las operaciones de esta organización, que se ha convertido en un referente del crimen organizado en la región.
De acuerdo con los informes, la banda estaba involucrada en el blanqueo de activos provenientes de actividades ilícitas en Venezuela. Para ello, utilizaban el sistema informal conocido como ‘Hawala’, eludiendo los circuitos bancarios tradicionales. Este método les permitía canalizar grandes sumas de dinero que eran destinadas a inversiones en bienes de alto valor, como terrenos, vehículos de alta gama, divisas internacionales y joyas. Este tipo de operaciones no solo representa un desafío para las autoridades argentinas, sino que también pone de manifiesto la sofisticación de las técnicas utilizadas por estas organizaciones criminales.
Uno de los aspectos más preocupantes de esta operación es el vínculo de la célula desarticulada con Guillermo Boscán Bracho, conocido como ‘El Yiyi’. Este individuo, acusado de múltiples delitos que incluyen extorsión, homicidio calificado, terrorismo y tráfico de armas, ha continuado dirigiendo la red criminal a pesar de estar detenido desde 2023 en el Complejo Penitenciario Federal Nº 1 de Ezeiza. Esto resalta la dificultad que enfrentan las autoridades para desmantelar por completo las estructuras de poder dentro del crimen organizado.
La desarticulación de esta célula es un indicador de la creciente preocupación del gobierno argentino por el impacto del crimen organizado en la seguridad nacional. Patricia Bullrich ha enfatizado que el Tren de Aragua no es solo una amenaza a la seguridad pública, sino también un factor que contribuye al financiamiento del terrorismo en la región. Esta realidad pone de relieve la necesidad de una respuesta integral que incluya no solo esfuerzos policiales, sino también estrategias de prevención y mitigación que aborden las causas subyacentes del crimen organizado.
La colaboración entre diferentes agencias e instancias internacionales ha sido un elemento clave en el éxito de esta operación. La conexión con el FBI y la Interpol no solo permitió a las autoridades argentinas obtener información valiosa, sino que también facilitó el intercambio de mejores prácticas en la lucha contra el crimen transnacional. Este tipo de cooperación es esencial, dado que muchas de las organizaciones criminales operan sin fronteras, aprovechándose de los vacíos legales y la falta de coordinación entre los países.
La detención de 12 personas asociadas al Tren de Aragua es un avance significativo en la lucha contra el crimen organizado en Argentina, pero también plantea nuevos desafíos. La capacidad de estas organizaciones para adaptarse y persistir, incluso en condiciones adversas, sugiere que las autoridades deben mantenerse alerta y proactivas. Es vital que se continúe con las investigaciones y que se implementen políticas efectivas para desarticular no solo células criminales específicas, sino también las redes que las sostienen.
La situación actual plantea un llamado a la acción para todos los niveles de gobierno y la sociedad civil. La lucha contra el crimen organizado y el terrorismo no es tarea exclusiva de las fuerzas de seguridad; requiere un compromiso conjunto de todos los sectores para generar un entorno más seguro y justo, donde las actividades ilícitas no tengan cabida.
Con información de Al Navío.
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