En una reciente transmisión de su programa ‘Con el Mazo Dando’, el secretario general del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello, reveló la detención de un presunto agente de la Administración para el Control de Drogas de EE. UU. (DEA) en un operativo que el funcionario calificó de “falsa bandera”. Esta afirmación ha desatado un torrente de críticas y reacciones tanto dentro como fuera del país, exacerbando las tensiones ya existentes en la relación entre Venezuela y Estados Unidos.
Durante su programa, Cabello explicó que el detenido tenía la intención de llevar a cabo una operación clandestina que incluiría la “captura” de un mayor de la Fuerza Aérea venezolana, con el objetivo de vincularlo al tráfico de narcóticos. Según el ministro del Interior, este individuo se había infiltrado en el país haciéndose pasar por un funcionario de la Policía Nacional Bolivariana (PNB).
“Como nosotros le hemos dado golpe y golpe al narcotráfico, ellos quieren seguir con la narrativa de Venezuela y sus supuestos vínculos con el tráfico de droga”, declaró Cabello, sugiriendo que las acciones del presunto agente eran parte de un plan más amplio para desacreditar al gobierno venezolano.
La detención del supuesto agente de la DEA se inserta en el contexto de una estrategia comunicacional del gobierno venezolano que siempre ha tratado de combatir la percepción internacional de que el país es un centro neurálgico del narcotráfico. En el discurso del gobierno, se enfatiza que la DEA no solo actúa como una agencia antidrogas, sino como un “cartel” en sí mismo, lo que retóricamente le da un giro inesperado a la narrativa pública.
Cabello, en su abordaje del tema, no escatima en críticas hacia Estados Unidos, resaltando que “los principales consumidores de drogas en el planeta son los ciudadanos de Estados Unidos, donde no hay Gobierno que atienda eso”. Este argumento busca subrayar, según el oficialismo, que el verdadero problema del narcotráfico radica en el consumo interno estadounidense y no en la producción o distribución que supuestamente ocurre en Venezuela.
El narcotráfico ha sido un tema candente en Venezuela en los últimos años, especialmente en tiempos de crisis política y económica. Las acusaciones sobre vínculos entre altos funcionarios del gobierno y el narcotráfico han circulado ampliamente, impulsando investigaciones tanto locales como internacionales. En este sentido, el gobierno ha utilizado la figura de la DEA como un chivo expiatorio para desviar la atención de las acusaciones de corrupción y narcotráfico en sus propias filas.
En este contexto, el reciente anuncio de Cabello y la posterior detención resuenan como un relato más en una narrativa más amplia sobre la lucha del gobierno contra el narcotráfico y, simultáneamente, su batalla contra lo que consideran la interferencia extranjera. A través de esta detención, las autoridades buscan reafirmar su control sobre la narrativa del narcotráfico, posicionándose como defensores de la soberanía nacional.
Las afirmaciones de Cabello sobre la DEA y su papel en el narcotráfico han generado respuestas mixtas a nivel internacional. Por un lado, algunos sectores pro-gobierno a nivel internacional ven estas declaraciones como un acto de valentía frente a la “agresión” estadounidense, mientras que, por otro lado, críticos acusan al gobierno venezolano de intentar encubrir sus problemas internos echándole la culpa a entidades externas.
Desde Estados Unidos, las autoridades han desestimado las afirmaciones de Cabello, reiterando su compromiso en la lucha contra el narcotráfico y en el respaldo a los esfuerzos por restaurar la democracia en Venezuela. La DEA, por su parte, sigue siendo objeto de controversia, vista por algunos como una agencia que pone en peligro la soberanía de otros países e interviene en sus políticas internas.
A medida que la situación en Venezuela sigue evolucionando, el narcotráfico y la lucha contra él serán, sin duda, temas centrales en el debate político. La detención del presunto agente de la DEA ha reavivado las tensiones y las acusaciones entre Venezuela y Estados Unidos, lo que podría complicar aún más las relaciones bilaterales y el manejo de la crisis humanitaria en el país.
Con la proximidad de elecciones y el clima político cada vez más polarizado, es probable que el gobierno de Maduro continúe utilizando el narcotráfico como estrategia discursiva para deslegitimar a la oposición y a sus críticos, al tiempo que busca difundir una narrativa de resistencia ante la “agresión” externa.
La detención de un supuesto agente de la DEA en Venezuela añade una nueva capa de complejidad a la ya tensa relación entre Caracas y Washington. En un escenario donde tanto la política interna como la externa están profundamente entrelazadas con el narcotráfico, las repercusiones de esta detención probablemente se sientan durante mucho tiempo. ¿Servirán estos eventos para cambiar la narrativa sobre Venezuela o simplemente fortalecerán las divisiones existentes?
El tiempo lo dirá, pero lo que es indudable es que el narcotráfico sigue siendo un tema punzante que merece una atención más profunda, tanto local como internacionalmente.
Con información de El Cooperante
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