La comunidad médica y la opinión pública en República Dominicana han estado atentas a la reciente decisión del Tercer Tribunal Colegiado de la Cámara Penal del Juzgado de Primera Instancia del Distrito Nacional, que absolvió por segunda vez a la traumatóloga venezolana Karla María Moya Boada. Esta sentencia, que se conoció el 27 de mayo, ha generado un gran revuelo, no solo por la naturaleza de las acusaciones, sino también por la implicación que tiene para la profesional y su centro médico, el «Láser Point Rejuvenation Center», que lleva su nombre.
Los antecedentes del caso
La historia de Moya Boada comenzó cuando el Ministerio de Salud Pública de República Dominicana la acusó de ejercer la medicina sin la debida autorización. En un país donde la regulación del ejercicio médico es estricta, estas acusaciones pueden tener graves consecuencias, tanto legales como reputacionales. En agosto de 2024, el Primer Tribunal Colegiado del Distrito Nacional ya había declarado a Moya no culpable, pero la historia no terminó allí. A pesar de su absolución anterior, las sombras de la acusación continuaron pesando sobre ella, lo que la llevó a enfrentar nuevamente el mismo proceso judicial.
La sentencia y sus implicaciones
La reciente sentencia, que declara a Moya Boada y a su centro médico no culpables, marca un hito en su lucha legal. En sus declaraciones a la prensa, Moya expresó su satisfacción por el fallo, subrayando que se sentía aliviada de haber sido exonerada de lo que calificó como una «injuria». La doctora, quien se graduó de medicina en la Universidad Central de Venezuela, afirmó: «Lo que nunca hice a pesar de graduarme de medicina en mi país, donde trabajé ejerciendo mi profesión». Esta defensa de su trayectoria profesional ha sido una constante en su discurso, enfatizando su compromiso con la medicina y la ética profesional.
Acciones legales contra los difamadores
Con el peso de la absolución sobre sus hombros, Moya Boada no solo celebra su victoria en los tribunales, sino que también ha decidido tomar medidas legales contra aquellos que, según ella, la difamaron. A través de sus abogados, ha comenzado a preparar acciones legales contra colegas y compatriotas que contribuyeron a lo que ella describe como una acusación vil. Aunque no reveló nombres, esta decisión de emprender acciones legales sugiere que la doctora está determinada a recuperar su reputación y a buscar justicia por el daño sufrido.
Las medidas de coerción levantadas
Además de la absolución, el Tercer Tribunal también levantó las medidas de coerción que estaban en vigor contra Moya Boada. Estas incluían una garantía económica de 2 millones de pesos dominicanos, la prohibición de salir del país sin autorización judicial y la obligación de presentarse periódicamente ante las autoridades. Con la eliminación de estas restricciones, Moya puede continuar con su vida y su práctica médica sin las ataduras legales que la habían limitado por tanto tiempo.
Un contexto de desafíos para los médicos extranjeros
El caso de Karla María Moya Boada resalta los retos que enfrentan los médicos extranjeros que buscan ejercer en países donde la regulación del ejercicio médico es rigurosa. En República Dominicana, como en muchos otros países, el ejercicio de la medicina está estrictamente regulado, y las acusaciones de ejercicio ilegal pueden ser devastadoras. Este caso no solo toca la vida de Moya, sino que también plantea preguntas sobre la inclusión de médicos extranjeros en el sistema de salud dominicano y cómo se manejan las credenciales y el reconocimiento de títulos profesionales.
La voz de la comunidad médica
La comunidad médica en República Dominicana ha estado dividida en cuanto a este caso. Algunos apoyan a Moya, argumentando que las acusaciones eran infundadas y que su trabajo ha beneficiado a numerosos pacientes. Otros, sin embargo, han expresado preocupaciones sobre la regulación del ejercicio médico y la necesidad de garantizar que todos los profesionales en el país cumplan con los estándares establecidos. Este debate ha generado un diálogo necesario sobre la calidad de la atención médica y la importancia de la ética en la práctica médica.
Reflexiones finales
La absolución de Karla María Moya Boada es un recordatorio de que el sistema judicial tiene el poder de reparar injusticias, pero también pone de manifiesto la fragilidad de la reputación en la era de la información. En un mundo donde la difamación puede propagarse rápidamente, es vital que los profesionales de la salud y la sociedad en general trabajen juntos para asegurar que se respeten los derechos y la dignidad de todos.
Con la mirada hacia el futuro, Moya Boada se encuentra en un punto de inflexión. Con su centro de rejuvenecimiento en funcionamiento y su nombre limpio de acusaciones, está lista para continuar su labor en el campo de la medicina, al tiempo que se prepara para emprender acciones legales contra quienes la difamaron. La lucha por su reputación no solo es una victoria personal, sino también un símbolo de la resiliencia de aquellos que, a pesar de las adversidades, siguen adelante en la búsqueda de su vocación.
Con información de El Pitazo, Diario Libre y otros medios.