La noche del 17 de junio, Rodna Cabezas, hija de Rodrigo Cabezas, exministro de Economía y Finanzas durante el gobierno del fallecido Hugo Chávez, compartió un conmovedor video grabado por su padre en caso de que él fuera detenido. Este video ha adquirido relevancia en un contexto donde la persecución política y las violaciones de derechos humanos son temas candentes en Venezuela.
Rodrigo Cabezas, de 68 años, es docente en la Universidad del Zulia (LUZ) y ha sido una figura influyente no solo en el ámbito económico del país, sino también en la defensa de los derechos civiles y políticos de los venezolanos. En su video, Cabezas afirma que “no es un delito haber sido ministro de Finanzas y no robar”, enfatizando su integridad en un país donde la corrupción a menudo desdibuja la línea entre el servicio público y el enriquecimiento personal.
Rodna, en su angustiosa intervención, exige respeto por el “derecho a la vida y a la defensa” de su padre. “¿Dónde está mi papá? Hoy se cumplen 120 horas sin saber su paradero”, se preguntó, lo que resalta la incertidumbre y el temor que muchos familiares sienten en Venezuela cuando sus seres queridos desaparecen en circunstancias sospechosas.
En su mensaje, Rodna enfatizó la necesidad de “respeto por sus derechos humanos” y por sus “derechos civiles”, subrayando la urgencia de cuidar la dignidad en medio de una situación crítica. Rodrigo Cabezas, quien se identifica como fundador de Zulia Humana, también expone sus preocupación sobre la posibilidad de ser víctima de “persecución o secuestro”, resaltando que tales acciones serían violaciones claras de sus derechos establecidos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
El exministro argumentó que “no es un delito expresarse cívica, pacífica y democráticamente para reclamar un cambio en el país”, añadiendo que ha regresado a la universidad para seguir dando clases y realizando investigaciones. Este compromiso con la educación y la democracia contrasta claramente con el clima de represión que se vive en el país, donde muchos ciudadanos se sienten cohibidos a la hora de alzar su voz por temor a represalias.
Rodrigo Cabezas fue arrestado el 12 de junio en la sede de la Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec) en Las Delicias, Maracaibo, donde fue interceptado por agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin). Este hecho encierra un alarmante patrón de detenciones arbitrarias en el país, donde figuras de la oposición y críticos del régimen a menudo son blanco de acciones violentas y anticonstitucionales.
Al día siguiente, el 13 de junio, Cabezas fue trasladado a Caracas “en un avión en calidad de detenido”, una maniobra que no solo implica una falta de transparencia, sino que también aumenta la preocupación de su familia y sus allegados sobre su bienestar. La ausencia de información sobre su paradero claro despierta un sentido de angustia colectiva. ¿Cómo es posible que un académico y político activo sea desaparecido en plena luz del día sin justificación?
La situación de Rodrigo Cabezas ha captado la atención a nivel internacional, resaltando la necesidad de evaluar la creciente represión en Venezuela. Diferentes organizaciones no gubernamentales y defensores de derechos humanos han comenzado a pedir explicaciones al gobierno sobre el estado de este economista. La notoriedad de esta situación podría llevar a un mayor escrutinio internacional acerca de la situación de derechos humanos en Venezuela.
A medida que los derechos humanos continúan siendo desafiados, la voz de personas como Rodna Cabezas se vuelve cada vez más crucial. La lucha por la libertad de su padre es parte de una batalla más amplia por un hogar donde prevalezcan los derechos civiles y el estado de derecho. El caso de Rodrigo Cabezas no es solo una cuestión familiar; es un símbolo de la lucha de muchos venezolanos por justicia y dignidad.
Rodna Cabezas ha hecho un llamado desesperado por la libertad y el respeto a los derechos humanos de su padre, resaltando la trágica realidad que enfrentan muchos en Venezuela. La detención de Rodrigo Cabezas nos recuerda la fragilidad de la democracia y los derechos en un país donde la represión se ha vuelto norma. Su situación exige una atención urgente y un compromiso renovado hacia la defensa de los derechos humanos, tanto a nivel nacional como internacional.
La comunidad internacional debe voltear su mirada hacia Venezuela y actuar para garantizar que la voz de Rodna, y por ende de su padre, no se ahogue en el silencio ni se pierda entre las sombras de la represión.
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