Las Alcaldesas ante la Comisión Investigadora: Una Llamada a la Responsabilidad
Este lunes 7 de julio, las alcaldesas Macarena Ripamonti (Viña del Mar) y Carolina Corti (Quilpué) se presentaron ante la Comisión Especial Investigadora del Congreso para abordar los avances en la reconstrucción tras el devastador megaincendio que arrasó sectores de Viña, Quilpué y Villa Alemana. Esta sesión se llevó a cabo en respuesta a múltiples denuncias de abandono y falta de atención a las necesidades de los damnificados, quienes han expresado su frustración y desesperación.
El Contexto: Una Tragedia que Dejó Huellas
El megaincendio, que ocurrió en febrero de este año, dejó miles de viviendas destruidas y más de 130 personas fallecidas, generando una crisis humanitaria que afecta a la región. Muchas familias continúan viviendo en campamentos de emergencia, enfrentando una incertidumbre constante respecto a su futuro. La situación ha sido aún más complicada por la falta de atención en áreas críticas como la vivienda, salud mental y ayudas sociales.
La Comisión Investigadora de la Reconstrucción solicitó formalmente la presencia de las alcaldesas, quienes debieron asistir junto a sus respectivos Directores de Obras Municipales. El objetivo de esta reunión fue esclarecer por qué, cinco meses después del incendio, aún no se han implementado soluciones efectivas para los damnificados.
Denuncias de los Damnificados: Voces que Exigen Respuestas
Durante la sesión, se presentaron representantes de comunidades afectadas, como Villa Independencia, Monte Sinaí y Luz Esperanza, quienes denunciaron la falta de avances en la reconstrucción. Amanda Guerra, presidenta de la ONG Sobrevivientes del Megaincendio, enfatizó la necesidad de respuestas concretas ante las falencias en el proceso de reconstrucción, destacando que la situación no solo es material, sino también emocional.
“Principalmente, para poder entregar respuestas concretas frente a las falencias de la reconstrucción”, indicó Guerra, reflejando el sentimiento de impotencia que predomina entre quienes han perdido todo. Esta emergencia no solo ha dejado daños materiales, sino también un impacto profundo en la salud mental de los afectados.
El Impacto en la Salud Mental
Uno de los puntos más alarmantes que surgió durante la reunión fue la solicitud del Ministerio de Salud para que informe sobre la cobertura en salud mental para los afectados. Según reportes locales, al menos 24 personas damnificadas se habrían suicidado desde la tragedia, lo que subraya la urgencia de abordar esta crisis desde una perspectiva integral.
Desde el Congreso, los representantes reafirmaron que la emergencia ha evolucionado de ser un problema puramente material a constituirse en una “urgencia humana”. La falta de atención y apoyo psicológico ha llevado a situaciones extremas que deben ser atendidas con la mayor seriedad y celeridad posible.
Demandas y Compromisos: Una Urgencia Colectiva
La cita del lunes tenía un objetivo claro: pedir explicaciones y exigir compromisos reales por parte de las autoridades locales. Las comunidades afectadas demandan no solo la reconstrucción de sus hogares, sino también un acompañamiento integral que incluya apoyo psicológico y social.
La situación actual de muchas familias es desoladora. Sin un lugar donde vivir y sin el apoyo emocional necesario, muchos se sienten desamparados. La falta de soluciones claras en vivienda y salud mental ha dejado una profunda herida en la comunidad, que sigue esperando respuestas por parte de sus autoridades.
El Camino por Delante: Hacia una Reconstrucción Integral
A medida que las alcaldesas Ripamonti y Corti comparecen ante la Comisión Investigadora, la presión sobre ellas y sus equipos crece. Las comunidades están atentas y esperan que esta reunión no sea solo un acto protocolar, sino el inicio de un proceso real de reconstrucción y sanación.
La responsabilidad de las autoridades es crítica en este momento. No solo se trata de reconstruir viviendas, sino de reconstruir vidas, de restablecer la confianza de los ciudadanos en sus líderes. La reconstrucción debe ser un proceso que involucre a la comunidad, que escuche sus necesidades y que responda a sus demandas de manera efectiva.
A medida que se desarrollan los acontecimientos, es esencial que la sociedad civil mantenga la presión sobre sus representantes, asegurando que las promesas se conviertan en acciones concretas. La tragedia del megaincendio no debe ser olvidada, y las lecciones aprendidas deben guiar una reconstrucción que priorice el bienestar de las personas por encima de todo.