Condena histórica al Tren de Aragua en Iquique: Un golpe al crimen organizado
En un fallo sin precedentes, el Tribunal Oral en Lo Penal de Iquique ha condenado a presidio perpetuo calificado al líder de una célula del notorio Tren de Aragua, que operaba en la región de Tarapacá, Chile. Este resultado es un hito en la lucha contra el crimen organizado en el país, donde la organización ha sido responsable de una serie de delitos graves, incluyendo secuestro con homicidio, tráfico de migrantes y trata de personas con fines de explotación sexual.
La operación del Tren de Aragua en Tarapacá
La sentencia, que incluyó a once cómplices condenados por sus roles dentro de esta organización, revela la complejidad y la brutalidad con la que el Tren de Aragua ha operado en el norte de Chile. Según el fallo, el tribunal encontró evidencia suficiente que demuestra que, al menos desde 2021, una estructura criminal se había establecido en la región, dedicada a perpetrar crímenes de alta gravedad.
La organización controlaba áreas específicas en Iquique, donde extorsionaban tanto a trabajadores informales como a víctimas de trata. Su modus operandi incluía una jerarquía definida, donde había sicarios, recaudadores y vigilantes, todos operando bajo el mando de C.G.V., el líder condenado. Este individuo no solo impartía órdenes, sino que también participaba activamente en los crímenes, incluyendo el tráfico de migrantes y secuestros.
Desglose de delitos y roles dentro de la organización
El tribunal identificó a varios miembros de la organización y sus respectivas funciones, lo que permitió entender la estructura delictiva que habían establecido. H.R.V., por ejemplo, se encargaba del control territorial mediante intimidaciones hacia trabajadores informales y estuvo involucrado en un secuestro relacionado con el cobro de “vacunas”. Por su parte, H.D.L.G. actuaba como sicario, utilizando el miedo y la violencia para mantener el control sobre las mujeres que eran explotadas sexualmente.
Otros miembros como L.M.R. y C.G.B. desempeñaban roles de recaudación y vigilancia, asegurándose de que las mujeres obligadas a prostituirse cumplieran con las exigencias de la organización. En tanto, J.C.B.B., J.H.C., Y.V.S. y C.M.G. se encargaban del control del transporte informal de migrantes en terminales de buses de Iquique, aplicando amenazas y cobros extorsivos para mantener su dominio en el área.
Un juicio extenso y revelador
El juicio se extendió por 61 jornadas, durante las cuales se presentaron múltiples pruebas que evidenciaron la presencia estructurada y violenta del Tren de Aragua en la región. La investigación reveló que la organización no solo se dedicaba a lucrar mediante la explotación de migrantes vulnerables, sino que también operaba con una brutalidad que generó temor en la comunidad local.
Los testimonios de las víctimas y las pruebas recopiladas por las autoridades permitieron a los jueces establecer que la organización había creado un ambiente de terror, donde la extorsión y el abuso eran prácticas comunes. Este fallo es considerado un paso decisivo en la lucha contra el crimen organizado en Chile, especialmente en un contexto donde las organizaciones criminales han ido ganando terreno y desafiando la autoridad del Estado.
Reacciones y la situación del crimen organizado en Chile
La condena ha generado diversas reacciones tanto a nivel local como nacional. Activistas de derechos humanos han celebrado el fallo como un paso hacia la justicia, mientras que autoridades han enfatizado la necesidad de continuar con la lucha contra el crimen organizado. Sin embargo, también existen preocupaciones sobre la capacidad del Estado para controlar y desmantelar otras células delictivas que operan en el país.
La situación del crimen organizado en Chile, y en particular la influencia de grupos como el Tren de Aragua, ha llevado a un llamado a la acción por parte de las autoridades. Se requiere una cooperación más estrecha entre las fuerzas de seguridad, así como una atención a las causas que generan la vulnerabilidad de las comunidades, especialmente de las poblaciones migrantes.
Conclusión
El caso del Tren de Aragua en Iquique no es solo un ejemplo de la lucha contra el crimen organizado, sino también un recordatorio de la importancia de fortalecer las instituciones y garantizar la protección de los derechos humanos. La condena de su líder y sus cómplices representa una victoria significativa en la batalla contra la impunidad y la violencia, aunque aún queda mucho por hacer para erradicar estas prácticas delictivas y proteger a las víctimas en el futuro.