En los últimos años, la industria de la moda ha enfrentado crecientes críticas por su impacto ambiental. Desde las montañas de ropa desechada en el norte de Chile hasta la sobreproducción global, el problema ya no es invisible. Sin embargo, mientras las marcas buscan nuevas regulaciones, cada persona también puede actuar desde su hogar. ¿Cómo? La respuesta podría estar más cerca de lo que imaginas…
A través de vestua.cl, los usuarios pueden recibir entre 40% y 80% de comisión por cada prenda vendida, dependiendo de su valor y estado. Además, quienes opten por recibir el pago como crédito en la tienda obtienen un 25% adicional para futuras compras. Esta alternativa no solo se presenta como una forma de generar ingresos, sino también como una contribución a la sostenibilidad.
Cada prenda reutilizada puede ahorrar hasta 3.000 litros de agua, equivalente a 20 duchas domésticas, y evita la emisión de 2,6 kg de dióxido de carbono. Estos beneficios son significativos en un país donde menos del 1% de los textiles se reciclan y donde vertederos como el de Alto Hospicio ya son un símbolo de la crisis textil. Al elegir reutilizar, cada persona se convierte en parte de la solución en lugar de contribuir al problema.
Desde la reciente declaración de los textiles como producto prioritario por parte del Ministerio del Medio Ambiente, Chile avanza hacia una Ley REP textil. Esto obliga a las empresas a hacerse responsables de lo que venden. Sin embargo, el cambio no solo depende de las empresas; requiere también de la acción ciudadana. Cada prenda que no se desecha contribuye al nuevo modelo de economía circular, donde la reutilización y el reciclaje se convierten en pilares fundamentales.
El proceso es completamente digital y gratuito en muchas comunas del país:
Vestuá forma parte de un creciente ecosistema digital que impulsa modelos de consumo más sostenibles. Al estilo de Vinted o ThredUp en otros países, esta plataforma chilena combina comercio electrónico, logística inversa y cultura sustentable para enfrentar uno de los mayores desafíos ambientales de la moda. Este modelo no solo ayuda a los consumidores a deshacerse de lo que ya no usan, sino que también promueve un ciclo de vida más prolongado para las prendas.
“Queremos que vender la ropa que ya no usas sea tan fácil como comprar online. Que sea accesible para todos y la puerta a un hábito de consumo sostenible”, afirma Santiago Valdés, vocero de Vestuá.
En conclusión, la responsabilidad por el impacto ambiental de la moda no recae únicamente en las grandes marcas; cada individuo tiene la capacidad de hacer un cambio desde su hogar. Vender ropa usada no solo es una forma de obtener ganancias, sino también una contribución a la sostenibilidad del planeta. A medida que más personas se suman a este movimiento, se puede esperar una transformación en la forma en que consumimos moda, alineándonos con un futuro más sostenible y responsable.
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