Retiro de las Estatuas de Che Guevara y Fidel Castro en la Ciudad de México: Un Debate Polémico
El 16 de julio de 2025, la alcaldesa de Cuauhtémoc, Alessandra Rojo de la Vega, tomó la decisión de retirar las estatuas de Ernesto «Che» Guevara y Fidel Castro del Jardín Tabacalera, un espacio emblemático en la Ciudad de México. Esta medida ha generado un intenso debate sobre la simbología política, el uso de los espacios públicos y la memoria histórica en la capital mexicana.
Contexto y Justificaciones del Retiro
La alcaldesa Rojo de la Vega justificó su decisión al señalar que la acción responde a peticiones reiteradas de los vecinos que solicitaban la recuperación del espacio público. Según sus declaraciones, las esculturas estaban obstruyendo las banquetas y dificultando el tránsito peatonal. La preocupación por la accesibilidad y el uso adecuado de los espacios urbanos ha sido un tema recurrente en la agenda de su administración.
Además, la administración local ha expuesto irregularidades en la colocación de las estatuas. Se argumenta que estas fueron instaladas en 2017 sin contar con los permisos y autorizaciones necesarios del Comité de Monumentos y Obras Artísticas en Espacios Públicos (COMAEP). Este aspecto legal ha sido un punto clave en la defensa de la decisión de la alcaldía, aludiendo a la necesidad de respetar los procedimientos establecidos para la instalación de obras públicas.
Otro punto que ha suscitado controversia es la forma en que se adquirieron las estatuas, ya que se señala que los recursos utilizados provenían de un presupuesto destinado a maquinaria, lo que podría configurar una irregularidad administrativa. Este contexto ha llevado a muchos a cuestionar la legalidad y la ética de la instalación de estas figuras en un espacio público.
Reacciones y Posturas Encontradas
El retiro de las estatuas ha dividido a la opinión pública en la Ciudad de México. Por un lado, muchos residentes de la zona y sectores de la ciudadanía han aplaudido la acción. Para ellos, la medida representa una forma de liberar el espacio y corregir lo que consideran una imposición simbólica que no representa los valores de todos los habitantes de la alcaldía. La idea de que el espacio público debe ser un reflejo de la pluralidad y diversidad de opiniones ha resonado con quienes apoyan la decisión de la alcaldía.
Sin embargo, la reacción opuesta ha sido igualmente fuerte. Colectivos y figuras políticas de izquierda, así como activistas defensores de la Revolución Cubana, han condenado enérgicamente el retiro. Para ellos, esta acción representa una afrenta a la memoria histórica y a ciertos ideales políticos que han sido fundamentales en la lucha por la justicia y la igualdad en América Latina. Las estatuas de Guevara y Castro son vistas como símbolos de resistencia y lucha contra la opresión, y su remoción ha sido interpretada como un intento de borrar parte de la historia que algunos consideran vital para la identidad latinoamericana.
Intervención del Gobierno de la Ciudad de México
La controversia ha llegado incluso a los altos mandos de la administración capitalina. La Jefa de Gobierno, Clara Brugada Molina, ha intervenido en el debate, calificando el retiro como «irregular» y «sin autorización legal». Brugada Molina ha sugerido que, si la alcaldía Cuauhtémoc no desea mantener las esculturas en su ubicación original, estas deberían ser reubicadas en otro sitio de la capital. Su argumento se basa en el valor histórico y cultural que representan las figuras de Guevara y Castro, más allá de las posturas ideológicas que puedan generar.
Este intercambio de opiniones ha puesto de manifiesto la polarización que existe en la sociedad mexicana respecto a la figura de Guevara y Castro, así como el uso de los espacios públicos como un campo de batalla simbólico donde se enfrentan diferentes visiones del país y de su historia.
Reflexión sobre el Espacio Público y la Memoria Histórica
El debate sobre el retiro de las estatuas del Jardín Tabacalera invita a reflexionar sobre el papel que juegan los espacios públicos en la construcción de la memoria histórica colectiva. Estos lugares no solo son puntos de encuentro físico, sino también simbólico, donde se manifiestan las diversas narrativas que componen la historia de un país. La forma en que se decide qué se representa y qué se retira de estos espacios es un reflejo de las dinámicas sociales y políticas que marcan a la sociedad.
En este sentido, la decisión de la alcaldesa Rojo de la Vega abre un debate más amplio sobre cómo se puede gestionar la memoria histórica en un contexto donde las opiniones son diversas y, en muchos casos, contradictorias. Es un desafío que requiere escuchar a todas las voces y encontrar un equilibrio que respete la pluralidad de la sociedad mexicana.
Conclusión
El retiro de las estatuas de Ernesto «Che» Guevara y Fidel Castro del Jardín Tabacalera es un acontecimiento que ha puesto de relieve la complejidad de la memoria histórica y el uso del espacio público en la Ciudad de México. Con cada reacción, ya sea a favor o en contra, se evidencian las tensiones existentes en la sociedad mexicana en torno a su historia y su identidad. Este caso es un ejemplo más de cómo la política y la memoria están intrínsecamente ligadas, y de cómo el diálogo y la reflexión son necesarios para avanzar en la construcción de una sociedad más inclusiva y plural.