En un trágico suceso que ha conmovido a familiares, amigos y organizaciones de derechos humanos, Andrés Bravo Pariaguán, un joven de 24 años, falleció el pasado 20 de julio en el centro penitenciario Rodeo II, ubicado en el estado Miranda, Venezuela. La información fue confirmada por el Partido Comunista de Venezuela (PCV), que ha denunciado la falta de atención médica que sufrió Bravo durante su reclusión, lo cual contribuyó a su muerte por tuberculosis.
De acuerdo con Jackeline López, integrante del Buró Político del PCV, “este joven muere de tuberculosis, sin garantías médicas mínimas para atender su salud”. Bravo había estado recluido desde 2021, cuando fue detenido durante un operativo de seguridad. A pesar de haber transcurrido más de cuatro años en prisión, su juicio no había iniciado, lo que resalta las numerosas fallas estructurales del sistema judicial y penitenciario del país, según el partido político.
El PCV pidió una investigación por la muerte del joven en el Rodeo II
El PCV ha solicitado una investigación rigurosa acerca de las circunstancias que llevaron a la muerte de Andrés Bravo. “Estamos ante la violación de derechos humanos fundamentales”, afirmó López, haciendo hincapié en que la situación vivida por Bravo es un reflejo de una problemática mucho más amplia en el sistema penitenciario venezolano.
La organización de derechos humanos Surgentes también se pronunció al respecto, denunciando que la detención del joven fue arbitraria y marcada por la ausencia de garantías procesales. Su caso se inscribe en un patrón de irregularidades vinculadas a los operativos policiales que se llevaron a cabo en julio de 2021, los cuales tenían como objetivo desmantelar a la banda del Koki en zonas populares de Caracas, como la parroquia La Vega.
Condiciones de reclusión que afectan la salud
Según el colectivo de derechos humanos, el deterioro de la salud de Bravo ocurrió debido a las deplorables condiciones de reclusión que experimentó durante su tiempo en prisión. Estas condiciones desencadenaron no solo tuberculosis, sino también una infección del sistema nervioso central. “Andrés fue trasladado a un centro hospitalario cuando ya se encontraba en estado de seminconsciencia y con signos muy avanzados de su enfermedad”, explicaron desde Surgentes, destacando el nivel de negligencia que padeció Bravo a lo largo de su detención.
Contexto judicial y penitenciario en Venezuela
El caso de Andrés Bravo es un ejemplo del profundo descontento que existe en torno al sistema judicial y penitenciario en Venezuela. La detención prolongada sin juicio es un fenómeno que ha sido denunciado por diversas organizaciones, tanto de alcance local como internacional. Esta situación no solo pone en entredicho la justicia en el país, sino que también refleja las condiciones inhumanas que enfrentan miles de reclusos en las prisiones venezolanas.
La opacidad de los procesos judiciales y la falta de recursos adecuados para la atención médica han sido reiteradamente señaladas como violaciones a los derechos humanos. A menudo, los detenidos se encuentran en condiciones de hacinamiento extremo, sin acceso a atención sanitaria adecuada, lo que puede resultar en consecuencias fatales, como en el caso de Bravo.
Reacciones y llamados a la acción
La muerte de Andrés Bravo no solo ha resonado entre sus seres queridos, sino que ha despertado un llamado a la acción urgente de diversos sectores de la sociedad. Organizaciones de derechos humanos insisten en que el gobierno debe rendir cuentas por lo ocurrido y tomar medidas para garantizar que algo así no vuelva a suceder. También se ha demandado una revisión integral del sistema penitenciario, con el fin de implementar cambios que aseguren condiciones más dignas para los reclusos.
Esta tragedia pone de manifiesto la realidad que enfrentan miles de venezolanos en situaciones similares. Las voces que claman por justicia y un sistema judicial justo son más fuertes que nunca, y el caso de Andrés Bravo se ha convertido en un símbolo de la lucha por los derechos humanos en el país.
Las autoridades pertinentes deberán tomar acción no solo para evitar que más vidas se pierdan en condiciones inhumanas, sino también para restaurar la confianza de la población en un sistema que parece haber olvidado la justicia y la dignidad humana.
Con información de El Nacional.