La regularización e integración efectiva de la población migrante venezolana en Chile podría incrementar en 1,28 % los ingresos fiscales del país, según un estudio de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), organismo vinculado a Naciones Unidas. Chile es, además, el país con la tasa de ocupación migrante más alta de América Latina.
El informe, titulado Análisis de la Contribución Fiscal y Económica de la Migración Venezolana, fue publicado este jueves en el marco del Día Internacional del Migrante y cifra en 669.400 la cantidad de venezolanos que residen actualmente en Chile. De ellos, un 82 % ha manifestado su intención de permanecer en el país, el porcentaje más alto de toda la región.
El estudio destaca que se trata de una población mayoritariamente joven y activa, con una edad promedio de 36 años, frente a una media nacional que supera los 40. Más de la mitad de los migrantes venezolanos tiene entre 18 y 39 años y presenta un alto nivel educativo: el 36,8 % cuenta con estudios universitarios, el 19,7 % con formación técnica y un 2,2 % posee estudios de posgrado.
Alta ocupación y aporte demográfico
La OIM subraya que la migración venezolana cumple un rol clave en el mercado laboral chileno y en el rejuvenecimiento de una sociedad marcada por el envejecimiento poblacional y la caída de los nacimientos. El 89 % de los venezolanos en Chile se encuentra ocupado, muy por encima del 64 % registrado entre la población chilena.
“Chile destaca por tener la tasa de ocupación migrante más alta entre los países estudiados”, señala el informe, aunque advierte brechas salariales significativas entre trabajadores formales e informales. El ingreso promedio mensual de los migrantes regularizados alcanza los 958 dólares, mientras que entre quienes trabajan en la informalidad desciende a 495 dólares.
El documento también alerta sobre condiciones laborales adversas: el 29 % de los trabajadores dependientes venezolanos es informal, cifra que se eleva al 75 % entre los independientes. Además, un 37,4 % reportó jornadas laborales excesivas y un 17 % afirmó recibir salarios inferiores a los acordados, junto con denuncias de discriminación en el entorno laboral.
Impacto fiscal positivo
En términos tributarios, la OIM resalta que la migración venezolana genera un impacto positivo en las finanzas públicas chilenas, favorecido por un mayor nivel de formalización económica respecto a otros países de la región. En 2022, el aporte fiscal de los migrantes venezolanos alcanzó los 409,7 millones de dólares, equivalentes al 1,03 % de los ingresos fiscales totales y al 0,15 % del PIB.
El estudio proyecta que, si se eliminaran las barreras de regularización y acceso al empleo formal, esta contribución podría aumentar hasta los 510 millones de dólares, elevando el impacto al 1,28 % de la recaudación fiscal total.
Consumo, remesas y bancarización
Aunque una parte importante de los ingresos se destina al envío de remesas —el 69 % de los venezolanos envía dinero a Venezuela—, el informe destaca un alto nivel de consumo interno. El gasto se concentra principalmente en vivienda y servicios (36,9 %), seguido de alimentación (24,5 %) y pago de deudas (11,2 %).
Asimismo, el 75,2 % de los venezolanos en Chile se encuentra bancarizado, una cifra muy superior al promedio regional, que oscila entre el 27 % y el 46 % en otros países andinos.
Persisten barreras legales
Pese a estos aportes, la OIM advierte que existen importantes obstáculos normativos. La Ley de Migración N° 21.325 exige contar con estatus regular para trabajar y prohíbe cambiar la condición migratoria de turista a trabajador dentro del país. A ello se suma el artículo 109 del Código del Trabajo, que limita la contratación de extranjeros al 15 % de la planilla de una empresa, salvo excepciones.
El informe se publica en un contexto político marcado por el discurso de endurecimiento migratorio del presidente electo José Antonio Kast, quien durante la campaña prometió expulsiones masivas y mano dura en esta materia. No obstante, tras su elección, ha moderado el tono y ha llamado a la ciudadanía a tener paciencia respecto a las reformas anunciadas.


