En un tranquilo vecindario de San Carlos, California, reside un felino que ha dejado a todos boquiabiertos. Nos referimos a Finn, un impresionante gato de la raza Maine Coon que mide 1,3 metros de largo, una longitud comparable a la estatura promedio de un niño de ocho años. Su presencia no solo sorprende a quienes lo ven por primera vez, sino que también ha convertido a su dueña, Natalie Bowman, en una especie de celebridad local gracias a la magnitud singular de su mascota.
Cuando los transeúntes se cruzan con Finn durante sus paseos diarios, es común que lo confundan con un perro grande o incluso un lince. “Es realmente gracioso cuando se dan cuenta y quedan impresionados”, comenta Natalie en una entrevista con The Mirror.
Sin embargo, el tamaño colosal de Finn es solo una parte de su historia; detrás de su figura imponente se esconde un gato cariñoso, sociable y extremadamente necesitado de atención. Adoptado en 2017, cuando tenía apenas tres meses, Finn se ha convertido en un miembro central de la vida de Natalie. A pesar de su impresionante tamaño, es un verdadero “gigante gentil”, como lo describe su dueña. Lejos de ser intimidante, este animal afectuoso disfruta de los mimos hasta el punto de “acurrucarse como cuchara” durante las siestas.
El carácter amistoso y curioso de Finn es típico de los Maine Coon, que son conocidos por su gran personalidad sociable. Sin embargo, tener un gato de tales dimensiones no está exento de desafíos. Natalie revela que Finn necesita atención constante y puede desarrollar ansiedad por separación cuando ella no está en casa. Para mitigar este problema, a veces lo lleva a su lugar de trabajo, donde ha ganado una reputación como un comunicativo gato con una voz fuerte.
Cuidar de Finn implica una rutina exigente y costos considerables. Según explica Natalie, el mantenimiento de Finn requiere alimentarlo entre cuatro y cinco veces al día, lo que representa un gasto mensual de aproximadamente 150 dólares en comida especializada. Además, tiene necesidades físicas particulares: necesita salir a pasear con correa diariamente para mantenerse activo y saludable. “No es fácil cuidarlo, pero vale la pena. Es increíble lo que ha traído a mi vida”, señala Natalie, quien nunca imaginó que aquel pequeño gatito que adoptó en 2017 se convertiría en un coloso peludo.
Finn se ha vuelto famoso entre los vecinos, quienes disfrutan de su presencia. “Siempre es divertido ver la reacción de los hombres adultos cuando lo ven. A menudo piensan que es un lince salvaje y se asustan”, ríe Natalie. Después del asombro inicial, los visitantes terminan encariñándose con él. Su carácter dócil y único lo han convertido en un querido y admirado miembro de la comunidad.
Las redes sociales han jugado un papel importante en la fama de Finn, ya que sus fotos y videos han acumulado miradas y se han vuelto virales. Los Maine Coon son conocidos como una de las razas de gatos domésticos más grandes del mundo, alcanzando hasta 1 metro de largo. Finn ha superado esas expectativas, creciendo hasta alcanzar un peso de 10 kilogramos. Esta combinación excepcional lo ha hecho un caso único dentro de su raza. Aunque cuidar de un gato de su tamaño es un compromiso que requiere recursos, Natalie asegura que no cambiaría nada. “Él es familia, un compañero inseparable”, concluye, demostrando que, más allá de su entrañable apariencia, tiene un gran corazón.