La industria cinematográfica en Hollywood, reconocida como un motor económico fundamental en el sur de California, se enfrenta a una crisis que parece no tener fin. Las huelgas prolongadas de guionistas y actores durante el año 2023, junto con los cambios estructurales en el mercado del entretenimiento, han dejado profundas cicatrices en los trabajadores, los estudios y la economía de la región.
Un informe reciente de FilmLA, la oficina oficial del cine en el área de Los Ángeles, revela que la producción ha disminuido un 5% en el tercer trimestre de 2024 en comparación con el mismo periodo del año anterior. Esta caída va en contra de las expectativas de un repunte que el presidente de FilmLA, Paul Audley, había denominado “el efecto huelga”. En lugar de una recuperación, los meses posteriores han traído una pérdida de impulso que pone en peligro el futuro inmediato de la industria.
El impacto en los trabajadores locales ha sido severo, afectando a aquellos que dependen de la producción para su sustento. Profesionales como maquilladores, coordinadores de arte y supervisores de guion han tenido que recurrir a medidas extremas para cubrir sus necesidades básicas. Algunos han optado por abandonar California en busca de oportunidades más estables en estados como Georgia o Nuevo México, donde las producciones han crecido gracias a incentivos fiscales atractivos.
Desde mayo de 2023, los empleos en grabación de sonido han disminuido un 15%, según la Oficina de Estadísticas Laborales de los Estados Unidos. Esta reducción no solo afecta a los creativos y técnicos, sino también a un amplio ecosistema de servicios asociados, como catering, tintorerías y floristerías que dependen de la actividad de rodajes para mantenerse operativos.
La transformación en la última década es evidente, ya que la proporción de la televisión en el entretenimiento ha disminuido significativamente, pasando del 64% en 2013 al 52% en la actualidad, según datos de Otis College of Art and Design. Este cambio refleja el impacto de las huelgas y una transformación estructural impulsada por la saturación del streaming y la pandemia de Covid-19, que paralizó la producción durante meses.
En respuesta a la fuga de producciones, el gobernador Gavin Newsom y la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, han anunciado un plan para duplicar el presupuesto estatal, aumentando el presupuesto a 750 millones de dólares anuales. Además, se ha creado un consejo de líderes y se ha firmado una directiva para simplificar los permisos de filmación, en un intento por revitalizar la ciudad.
La industria cinematográfica aporta 115,000 empleos en el condado y genera 681,000 millones de dólares, lo que incluye pequeños negocios que dependen de la actividad cinematográfica. La incertidumbre generada ha llevado a un aumento en las iniciativas de apoyo comunitario, como bancos de alimentos organizados por sindicatos como la International Alliance of Theatrical Stage Employees.
A medida que los niveles de producción continúan cayendo, la pregunta central es si la industria podrá adaptarse a esta nueva realidad. Mientras que los videojuegos y los deportes están ganando terreno como sectores en crecimiento, la industria cinematográfica lucha por mantener su relevancia en un entorno cada vez más competitivo. Por el momento, enfrenta un desafío doble: superar los problemas inmediatos y encontrar formas de revitalizarse en un entorno fiscal y tecnológico que redefine las reglas del juego.