El ex presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, falleció a los 100 años de edad, dejando un legado de compromiso con los derechos humanos y la democracia. Desde el momento en que asumió la presidencia, Carter presionó a la dictadura militar de Chile, marcando un antes y un después en la relación entre ambos países.
Tras el golpe militar en Chile en 1973, Carter se convirtió en un crítico de las violaciones a los derechos humanos y la falta de condena por parte de sus predecesores. Su llegada al poder cambió la dinámica entre Washington y Santiago, marcando un nuevo enfoque basado en la defensa de los derechos fundamentales y la democracia.
Carter aplicó presión económica y militar a la dictadura chilena, reduciendo la ayuda y obligando al país a buscar alternativas. A pesar de las críticas de la derecha chilena, Carter mantuvo su postura en defensa de los derechos humanos y la democracia, sentando las bases para una transición hacia un gobierno democrático.
Tras dejar la presidencia, Carter fundó el Centro Carter, que continuó su labor en pro de la paz y los derechos humanos a nivel mundial. En 1987, el Centro premió a la Vicaría de la Solidaridad de Chile por su labor en derechos humanos, reconociendo su impacto como fuente de inspiración para otros pueblos oprimidos.
En 2002, Jimmy Carter fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz, en reconocimiento a su incansable trabajo en favor de la paz y la justicia en todo el mundo. Su legado perdura como un ejemplo de compromiso con los valores democráticos y los derechos humanos, dejando una huella imborrable en la historia de las relaciones internacionales.