Caracas, la capital de Venezuela, ha despertado de su letargo tras la juramentación de Nicolás Maduro como presidente para el período 2025-2031, un acto que ha sumido al país en la incertidumbre. A pesar de la frustración y decepción de gran parte de la población, la ciudad comienza a mostrar signos de resiliencia una semana después de este evento.
El movimiento en las calles de Caracas un viernes a las 4:00 pm era evidente, con automóviles y motos circulando con facilidad por las vías principales. El recorrido por la capital desde el casco histórico de Petare mostraba colores vivos, negocios en funcionamiento y gente caminando con tranquilidad. El transporte público y las brigadas de limpieza recogían basura y mantenían el orden en las esquinas.
En diferentes puntos de la ciudad, como Unicentro El Marqués, C.C. Líder, y Millennium Mall, se podía observar un menor tráfico y una sensación de calma inusual. Las gasolineras no presentaban largas colas y los centros comerciales aún mostraban afluencia de personas.
A pesar de la situación política en el país, la vida cotidiana en Caracas continuaba. Estudiantes ocupaban las aceras, grupos de adultos mayores se reunían para juegos y los jóvenes disfrutaban de actividades al aire libre. La ciudad vibraba con música, artistas emergentes y familias disfrutando de espacios públicos.
Zonas como Chacaíto, Sabana Grande y Plaza Venezuela también mostraban actividad, con parques de diversiones, cafés y restaurantes operando con normalidad. A pesar de las circunstancias, los habitantes de Caracas intentaban mantener la normalidad en su día a día.
En resumen, a pesar de las tensiones políticas en Venezuela, la vida en Caracas sigue su curso, con sus habitantes demostrando una notable capacidad de adaptación y resiliencia ante la incertidumbre que rodea al país.