La nueva apuesta de Jesse Eisenberg, director y protagonista junto a Kieran Culkin, tiene una peculiaridad única: mientras la ves, es ligera y amena, pero al dejar que repose en tu cabeza, te das cuenta de lo mucho que tiene que decir.
Eisenberg y Culkin interpretan a David y Benji Kaplan, dos primos judíos que emprenden un viaje a Polonia para reconectarse con su pasado familiar. Lo que parecía un viaje sencillo se convierte en un recorrido profundamente emocional que explora el peso del trauma, la memoria y las raíces culturales. El guion, sin duda el gran motor de esta película, es una mezcla perfecta entre comedia sutil y drama reflexivo, navegando por temas universales con una honestidad brutal.
No puedo dejar de destacar la química entre los protagonistas. Eisenberg y Culkin logran que sus personajes parezcan tan reales como complejos. Se sienten humanos, con fallas y virtudes que se complementan y chocan constantemente. ¿El resultado? Un retrato conmovedor de dos personas intentando resolver no solo sus diferencias, sino también entender quiénes son y de dónde vienen.
La cinematografía también merece mención. Sin grandes artificios, ni pretensiones, las imágenes son sobrias, pero increíblemente efectivas, acompañando la historia sin robarle protagonismo.
Insisto, no es una película diseñada para todo el mundo. Su ritmo y tono requieren paciencia y cierta disposición emocional para conectarse con lo que propone. Pero si entras en su corriente, te llevas una experiencia gratificante. En mi caso, salí de la función de prensa sintiéndome bien, pero sin saber exactamente por qué. Al reflexionarlo, me di cuenta de que Eisenberg ha creado algo conmovedor, algo que sigue resonando después de que se encienden las luces.
Si buscas una película que combine humor inteligente, introspección y actuaciones brillantes, “Un Dolor Real” es para ti.
⭐️Puntuación EV: 9/10
📽️Estreno: 23 de enero
🤝🏻Agradecimiento: @cinecolorchile