En la era actual, la multitarea se ha instaurado como una práctica común en la cotidianidad, impulsada por avances tecnológicos y una constante exposición a estímulos digitales. Sin embargo, la ciencia ha comenzado a desmentir la noción de que esta habilidad sea beneficiosa para el rendimiento y la salud cerebral. El neurólogo Richard Cytowic, autor de “Your Stone Age Brain in the Screen”, ha señalado que la capacidad de la mente humana para llevar a cabo múltiples tareas simultáneamente es un mito, y ha resaltado los riesgos que esta tendencia conlleva tanto para la eficiencia como para el bienestar cognitivo.
La naturaleza de la multitarea, según explica Cytowic, revela que ni siquiera las computadoras pueden realizar múltiples tareas al mismo tiempo. En lugar de eso, los procesadores dividen sus ciclos de reloj y asignan pequeños fragmentos de tiempo a cada tarea. De manera similar, el cerebro humano opera, pero con una diferencia crucial: la fragmentación de la atención conlleva una pérdida de rendimiento y un aumento del desgaste mental, comprometiendo gravemente nuestras capacidades cognitivas.
El impacto en la productividad, conocido como el “veneno de la productividad”, va más allá de la simple falta de eficiencia. Estudios realizados por Clifford Nass, profesor en la Universidad de Stanford, han revelado que las personas habituadas a realizar varias tareas simultáneamente presentan un desempeño significativamente inferior al esperado. Estas conclusiones sorprendieron incluso a los propios investigadores, quienes inicialmente esperaban que los multitareas pudieran gestionar actividades complejas de manera eficaz.
El profesor Cal Newport, de Georgetown, ha subrayado que actividades aparentemente inofensivas, como revisar correos electrónicos brevemente, pueden desencadenar un proceso de alteraciones cognitivas que disminuyen la productividad. Newport describe estos cambios como “costos neurológicos” que afectan la concentración y, por ende, la productividad.
En la vida cotidiana, más del 60% de los adultos en Estados Unidos participan regularmente en lo que se conoce como “multitarea multimedia”, que incluye actividades como ver televisión mientras utilizan otro dispositivo inteligente. Estas prácticas afectan la corteza cingulada anterior, una región clave responsable de dirigir la atención, lo que resulta en problemas de memoria.
Los efectos de la multitarea son aún más preocupantes en la infancia. La exposición temprana a dispositivos digitales perjudica el desarrollo cognitivo de los niños menores de dos años, afectando su rendimiento escolar y aumentando conductas problemáticas en etapas posteriores. Los expertos recomiendan evitar el uso prolongado de pantallas y priorizar una crianza que fomente interacciones personales significativas.
En entornos críticos como la medicina, los errores derivados de la multitarea pueden tener consecuencias fatales. Un incidente en George Washington ilustra cómo una distracción digital llevó a un error médico grave. La obligatoriedad de utilizar registros médicos también contribuye a la disminución de la calidad de la interacción entre médicos y pacientes.
El mito de que solo utilizamos el 10% de nuestro cerebro ha alimentado falsas expectativas sobre las posibilidades de mejorar mediante la multitarea. Según un artículo de Science, “utilizamos todo nuestro cerebro, aunque no todas las neuronas están activas simultáneamente”. Intentar realizar múltiples tareas consume energía y limita la capacidad de realizar tareas de manera efectiva, lo que afecta no solo el ámbito laboral, sino también la salud mental y las relaciones personales. El mensaje es claro: la multitarea no es la solución para potenciar nuestro rendimiento cognitivo, sino más bien un obstáculo que debemos superar en aras de una mente más eficiente y saludable.