Reuters. Lima. Los restos del expresidente peruano Alan García estaban siendo velados el jueves en la sede del partido político que lo llevó dos veces a dirigir el país, mientras se cumplían los tres días de duelo nacional que decretó el Gobierno por su repentina muerte.
En el local del APRA, uno de los partidos más antiguos de América Latina, cientos de simpatizantes, amigos y dirigentes de distintas tiendas políticas acompañaban al féretro de García que había llegado en la noche del miércoles en un vehículo fúnebre escoltado por decenas de policías motorizados.
“Alan dignidad”, “Alan dignidad”, gritaron sus seguidores, muchos con pañuelos blancos.
García, de 69 años, se suicidó de un disparo en la cabeza cuando la policía llegó a su casa para arrestarlo en el marco de una pesquisa por corrupción de la constructora brasileña Odebrecht, un dramático giro en el escándalo de sobornos más grande de América Latina.
El presidente Martín Vizcarra decretó tres días de luto nacional por la muerte de García hasta el viernes y ordenó izar a media asta de la bandera peruana en todos los edificios públicos, incluido el Congreso, donde García fue diputado.
El Gobierno ofreció a la familia de García una ceremonia con honores como corresponde a un expresidente, pero su familia lo rechazó y prefirió un velatorio privado, junto a sus amigos, dijo el secretario personal de García, Ricardo Pinedo.
Al velatorio acudieron políticos y legisladores de distintos partidos, entre ellos la vicepresidenta Mercedes Aráoz, quien fue ministra de Economía en el segundo Gobierno de García.
La muerte de García podría profundizar la división entre el Gobierno de Vizcarra y la oposición de derecha que controla el Congreso, donde el exmandatario tenía aliados influyentes.
Durante el velatorio, enojados partidarios del exmandatario gritaron “Vizcarra asesino”, en alusión a las recientes críticas de García, quien se había declarado un “perseguido político”.
Según la policía y personas allegadas al exmandatario, García utilizó para quitarse la vida una de las cinco armas de fuego que tenía en su poder. Tras el tiro a la cabeza, policías que lo iban a detener llevaron a García al hospital más cercano, pero en político murió unas tres horas después.
Si la detención de García se hubiera llevado a cabo, se habría convertido en el tercer expresidente de Perú en haber sido arrestado en el caso Odebrecht. Ollanta Humala pasó nueve meses en prisión preventiva en 2017-2018 y Pedro Pablo Kuczynski fue arrestado sin cargos la semana pasada.
Un cuarto expresidente, Alejandro Toledo, está luchando contra un pedido de extradición desde Estados Unidos luego de que un juez peruano ordenó en el 2017 que lo encarcelen por 18 meses. Todos han negado las acusaciones.