El gobierno chavista, que se convirtió en un régimen “de facto” tras no entregar el poder a Edmundo González Urrutia el pasado 10 de enero de 2025, enfrenta múltiples desafíos y aún conserva mecanismos de control efectivos que le permiten mantenerse en el poder. Sin embargo, el rechazo interno de más del 85% de la población y casi el 100% de la diáspora de ocho millones de venezolanos, sumado a la crisis humanitaria, la represión política y el aislamiento internacional, indican que la situación se vuelve insostenible a largo plazo, socavando la viabilidad de su permanencia en el poder.
La viabilidad del gobierno de Nicolás Maduro dependerá de su capacidad para manejar las presiones internas y externas, manteniendo el control sobre las élites políticas, empresariales y militares a pesar de la falta de apoyo de las bases populares, empresariales y militares. A pesar de las presiones, no ha surgido un movimiento que desencadene la caída del gobierno “de facto”.
La estrategia de resistencia del chavismo se basa en mantener el control institucional, militar y mediático, mientras que los factores que dificultan su continuidad incluyen la crisis de legitimidad electoral, la represión excesiva, el aislamiento internacional y la crisis humanitaria. Las sanciones petroleras y las presiones internas y externas podrían llevar al gobierno a reconsiderar su permanencia en el poder.
La oposición interna y externa, liderada por Estados Unidos, comparten el objetivo de sacar al chavismo del poder, pero sus prioridades y estrategias difieren. La presión callejera y las acciones coordinadas podrían ser clave para acelerar la salida del gobierno. Mientras tanto, la dirigencia opositora y empresarial deben mantener la cohesión y la firmeza en su lucha por el cambio.
En medio de estas tensiones, la visita de Richard Grenell a Caracas se centró en la liberación de ciudadanos estadounidenses y la recepción de deportados, sin abordar directamente la salida del poder de Maduro. Las sanciones petroleras y la presión política juegan un papel importante en el futuro político de Venezuela, mientras se espera que el desenlace se defina en los próximos meses.
En este contexto, es crucial que el gobierno libere las variables monetarias y permita que el mercado estabilice la economía, que la oposición refuerce su estrategia y que la dirigencia empresarial se comprometa con la transición democrática. La situación en Venezuela es compleja y requiere un enfoque coordinado y firme para lograr un cambio efectivo en el gobierno.