Marcelo Claure, reconocido empresario, ha emergido como una figura clave en el panorama político boliviano, posicionándose como un cardenal gris. A través de encuestas sobre las próximas elecciones presidenciales, él y sus clientes intentan influir en la opinión pública al presentar indicadores que favorecen a ciertos candidatos.
A pesar de afirmar que no respalda a ningún candidato en particular, ya sea Evo Morales, Andrónico Rodríguez, Manfred Reyes Villa u otros, Claure asegura que su único propósito es garantizar a los bolivianos acceso a estudios independientes. Sin embargo, la divulgación de datos que parecen sugerir lo contrario y sus reuniones exclusivas con líderes de la oposición, sin contacto con funcionarios gubernamentales que también compiten en las elecciones previstas para agosto, plantean dudas sobre su imparcialidad.
De acuerdo con una reciente encuesta, el alcalde de Cochabamba, Manfred Reyes Villa, lidera ligeramente la preferencia popular, seguido de cerca por el ex presidente Evo Morales. Samuel Doria Medina, Jorge “Tuto” Quiroga y Luis Fernando Camacho les siguen con pequeñas diferencias en el índice de confianza.
Por otro lado, han surgido datos contradictorios de la misma encuesta en línea, donde Evo Morales encabeza la lista seguido de Luis Arce, con una diferencia de menos de un punto porcentual, y Reyes Villa en tercer lugar.
La metodología de la encuesta plantea preocupaciones sobre su fiabilidad, ya que se ha informado que algunos participantes reciben incentivos monetarios por expresar opiniones favorables a ciertos candidatos. La existencia de chats en WhatsApp donde se persuade a ciudadanos a votar por determinado candidato a cambio de dinero plantea serias dudas sobre la legitimidad de los resultados.
A la luz de los datos divergentes presentados en las distintas versiones de la encuesta promovida por Claure, se vislumbra una intensa competencia por destacar en la clasificación. Incluso se ha reportado que el empresario organizó una subasta en la que los candidatos ofertan, convirtiendo al pueblo boliviano en objeto de regateo político.