El migrar es difícil, pero con hijos todo se puede volver más complicado. Son los temores, las dudas y la incertidumbre quienes te acompañan en el camino de la maternidad migrante. Sin embargo, Chile ofrece tranquilidad a los padres brindándoles a sus hijos garantías sociales en cuanto a salud y educación se refiere.
Ana María Torres llegó hace dos años a Santiago junto a su esposo Juan Ramón, en busca de una vida que les brindara mayor estabilidad económica y social, puesto que en Venezuela estaban estacando y con un panorama nacional bastante empañado.
“Mira irse de su país no es cosa fácil, pero nos tocó. Éramos una pareja joven con mínimas posibilidades de adquirir bienes y brindarles bienestar a nuestros hijos. Por eso nos vinimos. (…) Yo soy contadora y Juan es ingeniero informático”, explicó Ana María asegurando que dado a la oferta que existe en el campo laboral para los informáticos fue su esposo el primero en encontrar empleo en su rubro.
No ha sido fácil pero la profesión de Juan Ramón alivianó el peso de los hombros de Ana María en cuanto a encontrar un trabajo su área; sin embargo lo que esta venezolana de 29 años no imaginó es que a los tres meses de su llegada quedaría embarazada.
“Tener un hijo recién llegando no estaba para nada en nuestros planes, y menos cuando sabes lo costoso que es tener un chamo aquí, pero pasó. Lo bueno es que Juan estaba trabajando y me pudo incluir como carga y así ‘disfrutar’ de su seguro social. Recuerdo que compramos un plan o algo así porque un parto o una cesárea sin seguro es muy cara”, aseguró Torres.
Este plan -al cual la madre de Tomás hace referencia- pertenece al Programa de Pago Asociado a Diagnóstico (PAD) parte de los planes del Fondo Nacional de Salud (Fonasa) y consiste en un conjunto de prestaciones previamente estandarizadas, que permiten resolver en forma integral un diagnóstico o problema de salud determinado en una institución privada, en el caso de Ana María aplicaba su embarazo.
Para contar con ese servicio se debe ser cotizante o carga dentro de Fonasa, estar ubicado entre los ramos B, C, o D, y en el caso de las embarazadas solo aplica para mujeres entre los 25 y 37 años, y se puede adquirir luego de la semana 37. Cabe destacar que este plan solo cubre el parto más no los controles prenatales o postnatales.
El costo de un parto sin complejidad es de 1.053.150 pesos bajo este plan y la cobertura para los tramos A y B son del 100 %, en hospitales públicos, mientras que para el C y D será de 90 % y 80 % respectivamente. Según la Asociación de Clínicas de Chile más del 70 % de los partos atendidos son de Fonasa bajo la modalidad del PAD.
Isapre sin exclusión
Otra de las alternativas con las que se cuenta en Chile es la de controlar y dar a luz a través Las Instituciones de Salud Previsional (ISAPRE). Anteriormente para utilizar este sistema la mujer debía declarar al momento de suscribir el contrato que no se encontraban embarazadas. Sin embargo, desde noviembre del 2014, el Gobierno chileno declaró que esta acción constituía una discriminación arbitraria y una abierta vulneración de la protección de la mujer durante el embarazo, por lo que se eliminó.
En la actualidad, las mujeres no deben hacer esta declaración de salud, y el conocimiento o no de un embarazo no les impedirá el otorgamiento de coberturas asociadas al parto, según la Superintendencia de Salud.
En cuanto a la forma de pago utilizando Isapres, la bonificación para un parto o cesárea van a depender del costo del prestador y del valor y cobertura del plan. En el caso procedimientos menores a los 2 millones de pesos, la mayoría de los planes entrega bonificación sobre 75 %. En el caso de que costo de la intervención sea mayor a este monto en planes de libre elección la cobertura baja a rangos del 40 %. Isapres a diferencia de Fonasa se utiliza en instituciones médicas privadas.
Chile Crece Contigo
Otra de las opciones, y la más común entre las madres migrantes venezolanas es la de inscribir en el programa gubernamental Chile Crece Contigo, el cual es un “subsistema de protección integral a la infancia que tiene como misión acompañar, proteger y apoyar integralmente, a todos los niños, niñas y sus familias, a través de acciones y servicios de carácter universal, así como focalizando apoyos especiales a aquellos que presentan alguna vulnerabilidad mayor”, según el portal web crececontigo.gob.cl
Este programa incluye dentro de sus beneficios a todas las mujeres embarazadas migrantes que estén en Chile sin detenerse en un estatus migratorio, y a todos los niños menores de 16 años.
Parte de estos beneficios se encuentran atención médica prenatal gratuita, parto o cesárea sin costo, y atención médica posnatal de la madre y bebé.
Al registrarse en el sistema de salud, Fonasa colocará a la madre en el tramo A, garantizándole todo gratis. Aunado a esto, el Estado chileno le otorga a la futura mamá la “visa temporaria para embarazadas y tratamiento médico”, la cual les permitirá optar a un permiso de residencia temporaria certificando que controlan su situación de embarazo en el centro de salud que corresponde a su domicilio.
“Nunca me imaginé que el embarazo de mi hijo me saldría gratis, y menos cuando vienes de Venezuela en el que las cesáreas están por las nubes. Cuando llegué me enteré de mi situación a las tres semanas y me quería como morir porque pensaba en cuánta plata necesitaría para poder atenderme”, afirmó la venezolana Carolina Salinas, quien lleva apenas un año en Chile.
“Fui víctima del pánico y le dije a mi novio que me devolvía y que él se quedaba, pues alguien debía producir (…) pero en una de esas me puse a averiguar y supe de un programa que tiene el Gobierno y fue cuando respiré”, aseguró Salinas.
La joven madre explicó que solo con el pasaporte y un recibo de pago que hiciera constar su lugar de domicilio fue hasta el consultorio N° 1 y se registró. Allí le asignaron un rut provisorio y una cita con la matrona… en adelante todo estaba resuelto, fue cuestión de agendarlo.
Las mujeres embarazadas sin importar su nacionalidad o condición migratoria pueden acercarse al consultorio de su municipalidad con su pasaporte y comprobante de domicilio para ser parte del programa Chile Crece Contigo.
“A mí me ayudó mucho poder contar con este tipo de programas, puesto que no tenía dinero para cubrir el embarazo, ni en Venezuela y menos aquí. Pero aquí estamos Ya Camila va para 5 meses, y estoy muy agradecida porque estas son garantías que es mi país no hubiese tenido”, agregó Salinas.