El gobierno de España ha aprobado una reforma legal para promover una regularización masiva de inmigrantes en el país y flexibilizar sus normas de extranjería. Según el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, se prevé que alrededor de 900,000 extranjeros en situación irregular puedan regularizar su estatus en los próximos tres años gracias a los cambios introducidos en el Reglamento de Extranjería.
Al presentar los cambios, la ministra Elma Saiz señaló que el objetivo es “fortalecer y ampliar las vías de acceso a la regularización de las personas migrantes en España, para que puedan disfrutar de una vida plena como ciudadanos”. Esta reforma tiene como fin equilibrar la extensión y protección de los derechos de los migrantes con las necesidades y rigurosidad jurídica de España.
Claves de la reforma
La reforma legal introduce nuevas figuras de arraigo que posibilitarán la regularización de decenas de miles de extranjeros en situación irregular. Se establecen cinco nuevas modalidades de arraigo, como social, sociolaboral, familiar, socioformativo y de segunda oportunidad, con el potencial de regularizar a 300,000 personas cada año durante los próximos tres años.
Además, se han simplificado y flexibilizado los trámites de extranjería, se han implementado mejoras específicas para otros colectivos de migrantes y se han facilitado las condiciones laborales y de residencia para estudiantes extranjeros y familiares de nacionalizados españoles.
Motivaciones de España
En un contexto internacional de endurecimiento de políticas migratorias en países como Estados Unidos e Italia, España ha optado por una visión más acogedora hacia los migrantes. El presidente Pedro Sánchez ha resaltado la contribución de los inmigrantes a la economía y la sociedad española, defendiendo su papel en el crecimiento y sostenibilidad del país.
Diversos estudios han destacado el impacto positivo de la inmigración en la economía española, especialmente en sectores con escasez de mano de obra. La regularización masiva de inmigrantes se presenta como una oportunidad para asegurar el futuro económico y social de España, considerando la baja tasa de natalidad y el envejecimiento de la población nativa.