La exposición de arte contemporáneo explora la representación de la locura en el arte europeo entre los siglos XVI y XIX, centrándose en cómo los artistas han retratado a personas con problemas mentales. Esta segunda entrega se basa en la sensibilidad del artista y su capacidad para ingresar al campo de la imaginación, así como en su propia mirada y las construcciones que median entre la literatura, la ciencia y la historia. Las obras presentadas tienen como límite temporal el siglo XIX. Esta es la tercera entrega de “las bellezas” relacionadas con este tema, que anteriormente recorrieron el arte argentino a través de obras de pintores y fotógrafos como Mariette Lydis, Aída Carballo, Emilia Guitérrez, Sara Facio, Alicia D’Amico y Eduardo Gil. En futuros envíos se incluirán obras del siglo XX, así como de las vanguardias europeas y del arte estadounidense y latinoamericano.
Los bustos de Franz Messerschmidt
El trabajo escultórico de Franz Messerschmidt, un artista alemán del siglo XVIII, parece responder a la pregunta de si puede mirarse a sí mismo. Sin embargo, detrás de su obra hay muchos interrogantes. ¿Estaba realmente perturbado mentalmente o, en ocasiones, construir un imaginario tan disruptivo facilita su entendimiento? Messerschmidt (1736-1783) es recordado por sus innovadores bustos, conocidos como Kopfstücke, que representan expresiones faciales extremas. Estas obras, que casi anticipan el expresionismo de Edvard Munch, poseen una potencia emocional arrolladora y fueron creadas durante un periodo de aislamiento en Presburgo, tras ser expulsado -según algunas fuentes- de la corte austriaca debido a problemas mentales. Sin embargo, no existe documentación que avale la teoría de su supuesta “locura”.
Messerschmidt se formó en Múnich y Graz antes de trasladarse a la Academia de Bellas Artes de Viena en 1755. Allí, le fue retirada su cátedra debido a sus posturas políticas, pero pasó a ser el “escultor de la corte” bajo la protección de María Teresa. Sus obras son consideradas una transición entre el estilo barroco tardío y el neoclásico. A finales de la década de 1770, se mudó a la actual Bratislava, donde vivió con su hermano menor y realizó sus famosas “cabezas de personajes”, que, grotescas y caricaturescas, reflejan los ideales de la Ilustración del siglo XVIII. En total, la serie está compuesta por 52 autorretratos, lo que refuerza la idea de que se encontraba en su mejor estado psíquico al realizarlos.
La nueva producción vienesa de Messerschmidt rompió con los valores clásicos de la escultura, construidos por León Alberti, el gran teórico artístico del Renacimiento, y comenzó a trabajar con materiales blandos que consideraba “pseudoescultura”. Su obra no puede disociarse del magnetismo animal de Franz Anton Mesmer y de Johann Lavater, cuyo libro sobre la fisionomía de los hombres (1775-1778) tuvo una gran influencia en el movimiento Sturm und Drang, precursor del romanticismo alemán. Además, su obra fue una de las mayores fuentes de difusión de la pseudociencia fisiognómica, que determinaba ciertas características que atribuían particularidades de personalidad, y sobre todo intelectuales.
El psicoanalista e historiador Ernst Kris, quien en 1933 se convirtió en editor de la revista Imago a pedido de su amigo y maestro Sigmund Freud, sostuvo que “la diferencia entre el psicótico y el cuerdo es que el primero vuelve al mundo de la imaginación, mientras que el segundo no”. Su análisis sugiere que Messerschmidt pudo haber sufrido de esquizofrenia paranoide, aunque otros especialistas han sugerido que pudo haber padecido de enfermedad de Crohn. Messerschmidt murió a los 47 años de neumonía y fue enterrado en el cementerio de St. Nicolai, donde se conserva hoy una lápida simbólica que recuerda su existencia.
Nabucodonosor de William Blake
A lo largo de su carrera, tanto como grabador como escritor, William Blake (1757-1827) creyó firmemente que la representación realista era de suma importancia. Vivió en un período que abarcó el Iluminismo y el Romanticismo, y parte de su vida estuvo marcada por la pobreza. Fue un artista desconocido para el público hasta 1863, cuando Alexander Gilchrist publicó “Life of Blake, Pictor Ignotus” (Pintor Desconocido). Sus obras completas fueron publicadas en 1927.
La obra “Nabucodonosor” (1795/c.1805), una impresión de monotipo con color y adiciones de tinta acuarela, retrata al rey babilónico del Antiguo Testamento, inspirado en el Libro de Daniel, que relata la arrogancia que llevó al rey a perder la razón y a ser separado de la sociedad, sobreviviendo al final comiendo “hierba como los bueyes”. Según Gilchrist, el espectador se enfrenta a “un rey loco arrastrándose como una bestia, cazado en una guarida de rocas; su enredada barba dorada barre el suelo, sus uñas son garras de buitre, y sus ojos salvajes están llenos de terror hosco. Su poderoso cuerpo ha perdido toda semejanza con la humanidad, y su aspecto es bestial, con un áspero crecimiento de pelo y marcas de reptil en la piel, adquiriendo colores antinaturales de verde, azul y rojizo”.
Desde un nivel histórico, el célebre monarca de Babilonia es conocido por sus logros arquitectónicos y campañas militares. Durante su reinado, que se extendió desde 604 a.C. hasta 562 a.C., su legado incluye la construcción de los Jardines Colgantes de Babilonia, una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo, así como la restauración de templos significativos como E.nam.khe y E.mes.lam. También es conocido por la destrucción del reino de Judá y la toma de Jerusalén en dos ocasiones, en 597 y 587 a.C.
Las Grandes Impresiones Color de Blake fueron iniciadas en 1795 y consisten en doce monotipos de 43 cm × 53 cm. Estas impresiones fueron realizadas sobre cartón, y luego se utilizó papel humedecido para hacer las impresiones. Después de ser impresas, su esposa Catherine añadió adaptaciones de obras anteriores, como “Cielo e Infierno” de Blake. Las primeras planchas de estas impresiones fueron hechas en 1795, y se imprimieron alrededor de 1805. En el verano de 1805, Blake vendió a Thomas Butts Jr. ocho de estas impresiones en color, incluyendo “Nabucodonosor”, que se encuentra actualmente en la Galería Tate, por £1.1s cada una.
Ofelia de John Everett Millais
Ofelia es un personaje ficticio de Hamlet de William Shakespeare, una joven noble danesa cuya muerte a manos de su enamorado la lleva a caer en la locura.
La figura de Ofelia ha sido fuente de inspiración para numerosos artistas a lo largo de la historia, siendo uno de los representantes más destacados el prerrafaelita John Everett Millais. En su obra, Ofelia es retratada flotando en un río rodeada de flores, cada una con un significado simbólico específico. Este cuadro, presentado en 1852 en la Real Academia, es considerado un ejemplo sobresaliente del simbolismo pictórico de la época victoriana.
La modelo para este icónico cuadro fue Elizabeth Siddal, quien posó durante largas horas en una bañera llena de agua, lo que le provocó una neumonía. La relación entre Siddal y Millais fue tumultuosa, marcada por infidelidades y tragedias. Tras la muerte de Siddal en 1862, su esposo Dante Gabriel Rossetti la inmortalizó en su obra “Beata Beatrix”.
La obra de Millais recibió elogios por su detallada representación de la naturaleza y la figura de Ofelia, capturando la mezcla de inocencia y desesperación en el rostro del personaje. Este cuadro contribuyó a la aceptación del movimiento prerrafaelita y consolidó el estatus de Millais en el mundo del arte.
Iván Terrible y su hijo de Iliá Repin
La pintura de Iliá Repin de 1885, que representa el dramático momento en que Iván Terrible golpea fatalmente a su hijo Ivánovich, es una de las escenas más emblemáticas y controvertidas de la historia rusa. La expresión de horror y arrepentimiento en el rostro de Iván Terrible refleja la intensidad emocional de la escena.
Repin, conocido por su profundo realismo y su habilidad para capturar emociones intensas, retrató este evento histórico con ricos detalles y un cuidado por la psicología de los personajes. Su obra fue estudiada en detalle en la URSS en la década de 1920, donde se le consideró un precursor del arte socialista.
El Jofré defendiendo al loco de Joaquín Sorolla
En 1887, Joaquín Sorolla creó una obra que captura un momento histórico en la vida del fraile mercedario valenciano Jofré, quien protegió a los psiquiátricos de una multitud hostil en Valencia. Jofré fue pionero en ofrecer refugio y atención médica a los enfermos mentales, desafiando las creencias de la época que consideraban estas enfermedades como posesiones demoníacas.
La historia de Jofré, quien fundó el primer centro psiquiátrico, fue inmortalizada por Sorolla en una obra que refleja su compromiso con la justicia social y la compasión por los menos afortunados. Esta pintura, realizada durante la estancia de Sorolla en Italia, es un testimonio de su talento artístico y su sensibilidad hacia las problemáticas sociales de su tiempo.
El legado artístico de Joaquín Sorolla es vasto y variado, con más de 2200 obras catalogadas que abarcan distintos estilos artísticos. Desde el impresionismo hasta el postimpresionismo y el luminismo, Sorolla demostró su versatilidad y talento a lo largo de su carrera.
Con una habilidad excepcional para capturar la luz y el color, Sorolla se convirtió en uno de los pintores más reconocidos de su época. Su obra refleja la belleza de la vida cotidiana, los paisajes marinos y las escenas costumbristas con una maestría incomparable.
A través de sus pinceladas vibrantes y su técnica magistral, Sorolla logró transmitir emociones y sensaciones únicas en cada una de sus obras. Su legado perdura hasta nuestros días, inspirando a generaciones de artistas y admiradores de todo el mundo.
La influencia de Sorolla en el arte moderno es innegable, y su legado artístico sigue siendo objeto de estudio y admiración en la actualidad. Su contribución al mundo del arte es invaluable, y su obra continúa cautivando a espectadores de todas las edades y nacionalidades.